REDACCIÓN SANTO DOMINGO
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Un sueño de palmicultores que se convirtió en industria

La palma aceitera es la materia prima de la empresa Epacem. Con esta materia se elabora productos oleaginosos como el aceite, la margarina, la manteca y productos de limpieza como el jabón. Eso no es todo: con los desperdicios se genera energía limpia para abastecer al 60% de la planta, que está ubicada en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Además, hace un año creó una planta de compostaje (abono orgánico) para que los 500 medianos y grandes proveedores fortalezcan sus cultivos con nutrientes como el potasio y el sodio.

Wandenber Velasteguí es un pequeño palmicultor del sector de Las Golondrinas (La Concordia). Cada mes abastece a Epacem con 25 toneladas, desde hace tres años. "Los técnicos me ayudaron a mejorar mis cultivos y mis ingresos".

Cada tonelada de palma se compra en USD 140. Para determinar el rendimiento de la fruta se hacen estudios de extracción en uno de los laboratorios en la planta, en Santo Domingo. "De esta forma el agricultor conoce la realidad del cultivo y puede mejorarlo con abonos orgánicos como el de la planta de compostaje que nosotros realizamos", explica Alfonso Castro, jefe de la planta de extracción de Epacem.

Al centro de acopio de Santo Domingo ingresan 100 toneladas de fruta a diario, en camiones y camionetas. Los racimos de la palma se colocan en un recipiente y un técnico controla la calidad. Luego se trasladan a la planta industrial para el desgranaje, esterilización, extracción y refinamiento de aceite.

Julio Borneo, jefe administrativo y logístico de la planta industrial de Epacem, cuenta que la tecnología con la que procesan alrededor de 90 toneladas diarias de aceite no se compara con la de hace 40 años, cuando se creó la industria. "La empresa inició como un sueño de los cinco palmicultores que formaron una la sociedad anónima. Pero en 10 años se fueron sumando más accionistas".

Por ello en 1985, la directiva de la empresa empezó a procesar la materia prima y se creó la planta de refinamiento en Santo Domingo para la producción y venta de productos terminados. Castro asegura que la ubicación de la planta es estratégica porque ayuda a que la recepción sean más rápida. Esto debido que los proveedores son agricultores del Guayas, Los Ríos, Pichincha, Esmeraldas y Santo Domingo.

Sin embargo, en verano la recepción de palma baja a 60 toneladas diarias, por el clima. Para prevenir el desabastecimiento se almacenan en tanques alrededor de 300 toneladas del Oriente. Además, en el 2012 Epacem adquirió la empresa Palmar del Río, en el Coca (Orellana). En un área de 11 000 hectáreas se cultivan 4 000 toneladas adicionales para suplir necesidades de verano.

En esta empresa tienen un área de investigación de 250 hectáreas. Allí se cultivan semillas certificadas; también se experimentó con una palma híbrida, que es más resistente a las plagas. Esta es distribuida a los palmicultores que proveen a la empresa.

Hasta hace cuatro años la exportación era el eje del negocios. El aceite, la manteca y la margarina industrial han llegado a 12 países entre los que sobresalen Venezuela, Holanda y México. Ahora también se vende en el mercado ecuatoriano. Castro asegura que para llegar al mercado local se modifican algunas líneas de producción. Por ejemplo, la manteca que se elabora para la Sierra es suave y la de la Costa es más compacta.

La empresa tiene cerca de 700 clientes entre distribuidores, mayoristas, tiendas, panaderías, restaurantes, hoteles, agricultores y ganaderos. Carmen Vera, por ejemplo, tiene una panadería en Santo Domingo. Con la manteca y la margarina elabora panes, tortas y galletas. "Los productos son económicos y el sabor no es concentrado".

EL INSIGNIA

'Con orgullo la labor social'

En este mes cumplo 22 años en la empresa. Pertenecer a esta industria me ha permitido crecer profesionalmente. Inicié como operador de báscula en la planta industrial de Santo Domingo. En este cargo aprendí sobre la recepción y el pesaje de la palma. Luego me ascendieron a auxiliar de bodega. En este cargo estuve unos 10 años y ahora soy jefe de la bodega de repuestos.

Trabajar en esta empresa me ha permitido encontrar buenos compañeros, pero sobre todo amigos. Una de las cosas más interesantes de la empresa es la labor social que tiene. Por ejemplo, en el programa educativo le brindan becas de estudio y material didáctico a las personas más necesitadas.

"Compartir más de ocho horas con los compañeros  permite que los veamos como parte de la familia".

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