Susana Herrero, especialista en economía regional y urbana, ha publicado más de 25 artículos, varios libros y capítulos de libro

Susana Herrero, especialista en economía regional y urbana, ha publicado más de 25 artículos, varios libros y capítulos de libro. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO

Redacción Quito
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Susana Herrero: El ‘commodity’ incide en la pobreza

30 de octubre de 2018 09:18

Susana Herrero es doctora en Economía Aplicada, Máster en Economía del Desarrollo y Licenciada en Economía. Coordinadora de Investigación Económica en la Universidad de las Américas. Durante más de 10 años participó en más de 50 proyectos de investigación y desarrollo con varios organismos multilaterales en América, África y Asia. Dice que Ecuador tiene tres retos económicos fundamentales: fortalecer la clase media, contar con un tejido empresarial dinámico y trabajar para que la pobreza no se vuelva un problema crónico.

¿Como investigadora y ca­te­drática, cómo mira la evolu­ción de la economía del país?

Tiene que avanzar y alcanzar logros pendientes que son evidentes a los ojos de la mayoría de economistas. En este momento existen tres retos fundamentales que deben incluirse en un ­programa de país, a mediano y a largo plazo.

¿Cuáles son esos retos?

El primero es fortalecer la clase media, que sea mayoritaria y fuerte. Que tenga un riesgo mínimo de caer en condición de pobreza y que sea sólida. El segundo es contar con un tejido empresarial diverso, dinámico, moderno, que piense en la producción interna así como la exportación. Y el tercer reto es acabar con la pobreza, lograr que sea mínima.

¿Cuál es el menos complicado? ¿Por cuál empezar?


Los tres van de la mano. Para fortalecer la clase media es imprescindible tener un mercado laboral lo suficientemente fuerte y sólido que permita que más gente sea parte de él. Para eso se requiere de un sector empresarial dinámico, con facilidad de crearse, de destruirse y de encadenarse en cadenas de valor. Necesitamos exportar rápido y bien, así como atraer inversiones. Hay temas que se ponen bajo el paraguas de una ideología cuando en la ciencia económica está bastante claro lo que funciona y lo que no funciona.

¿A qué se refiere con la capacidad de destruirse de las empresas?

De cada tres empresas creadas solo una durará más de 10 años. Esa es una realidad, no es mala, ni es diferente entre países de la región. Ni del mundo. Tenemos la sensación de creer que cuando una empresa se cierra es un fracaso del empresario o del equipo y eso no es así, para nada. Las empresas deben tener claro que hay que cambiar, mutar, reconvertirse.

Nueve de cada diez empresas en el Ecuador son familiares. ¿Eso tendría que cambiar como parte de ese proceso que usted menciona?

No necesariamente. Las pequeñas generan la mayor parte de empleo en el país y es algo bueno que existan de todos los tamaños y empresas familiares. Hay que apoyarlas y darle las herramientas para crecer o transformarse.

Enesa evolución,¿qué papel juegan las políticas públicas?

El sector público es determinante, tanto por lo que es capaz de hacer como por lo que no debe hacer. Ecuador es pequeño y está invitado a exportar. Y cuando tiene que exportar se ve la productividad y competitividad. Con ese objetivo deben diseñarse las políticas empresariales desde el sector público.

¿Pensando siempre en exportar?

En mirar hacia afuera y hacia adentro. Cubrir costos de la empresa te va a beneficiar en el corto plazo, pero en el mediano plazo si el objetivo es crecer hacia afuera te vas a dar un golpe enorme, porque no vas a poder competir.. Hay muchas políticas de crédito o industrialización que no pasan por la subvención y que pueden generar impactos fantásticos, como se ha visto en países de Europa del norte o en Canadá. Son políticas destinadas a transformar y no a perpetuar una falta de productividad que no tiene sentido.

Ecuador sigue rezagado en competitividad. ¿Qué le falta para mejorar?


Vemos que hay una inversión en investigación y desarrollo (I+D) mínima en la región y Ecuador. Hay déficit de capital humano no tanto en cantidad, sino en calidad. La educación sigue siendo un reto. Hay un mercado laboral obsoleto. Cuando se empieza a sumar todo se encuentra que los niveles de productividad y competitividad son muy inferiores, frente a otras regiones.

Volvamos a los tres problemas que mencionó al principio. ¿Qué puede ocurrir en cuanto a la pobreza?

Hay dos problemas y una solución a escala regional. El primer problema es la vulnerabilidad, el estado de las personas que no son ni pobres ni clase media. Estas personas tienen un 60% de posibilidades de estar en situación de pobreza en los próximos cinco años, perdiendo todos los logros. Otro problemón es la pobreza crónica, allí se encuentran quienes viven en pobreza al menos la mitad de su vida. Esa persona tuvo padres pobres y sus hijos, con seguridad, también lo serán. Con lo cual hay un círculo que impide esas personas se integren a la sociedad y tampoco contribuyen al desarrollo de un país.

Y la solución es...

Para romper con esos dos problemas la clave es el acceso a salud, a educación, a oportunidades económicas, al mercado laboral. Sin esos accesos es muy difícil superarse.

¿Qué tanto se debate este tema de la pobreza?

Este concepto de pobreza crónica lleva unos 30 años en los debates de organismos multilaterales y es absolutamente preocupante. Cuando se aborda el tema siempre se da por hecho que la línea no va a bajar y es terrible que no contemos con parte de la humanidad. Es difícil trabajar en políticas de este tipo, son imprescindibles, pero caras. Requieren de apoyo durante mucho tiempo y también es difícil que sean viables.

¿Hay países en donde se sienta más este problema?

Lo sentimos sobre todo en países muy relacionados con ‘commodities’, con materias pri­mas. Allí está el petróleo, por ejemplo. Cuando el producto interno bruto de un país depende mucho de esas materias primas y ese país no controla esos precios allí es donde se siente más el problema de la pobreza. Por eso es imprescindible que temas como el cambio de matriz productiva ocurran ya. Es necesario dotar de estabilidad necesaria, la gente quiere montar negocios pero no sabe bien cómo, ni qué tipo de ayuda se requiere. No podemos estar en debates que nos llevan a temas ideológicos que no tienen cabida. Tampoco es posible que por esos debates nos demoremos en, por ejemplo, exportar un bien. No puede pasar que las empresas y las cámaras no estén vinculadas. Hay que alejarse de los debates ideológicos y utilizar el sentido común.