En el centro de Otavalo, Miguel Ángel Ramos instaló  Galería Taller La Tierra,con  variedad de manufacturas. Foto:  José Luis Rosales/LÍDERES

En el centro de Otavalo, Miguel Ángel Ramos instaló Galería Taller La Tierra,con variedad de manufacturas. Foto: José Luis Rosales/LÍDERES

Redacción Sierra Norte (F) Contenido Intercultural
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La tienda que ofrece artesanías étnicas

2 de julio de 2018 07:28

Miguel Ángel Ramos plasmó uno de sus sueños: tener un negocio propio.
Tiene casi tres décadas en la actividad artesanal. Inició en la parroquia La Esperanza, en el suroriente de Ibarra. Ahí, junto a 87 artesanos, la mayoría dedicados al bordado, fundaron la Plaza Artesanal Caranqui. Sin embargo, esa iniciativa no prosperó.

El primer local, que instaló en la casa de sus padres, le denominó Café Tierra Libre. Sin embargo, decidió buscar nuevas oportunidades y se fue a vivir a Otavalo.

Cerca de la Plaza de Ponchos abrió un local para ofrecer, especialmente a turistas extranjeros que llegan atraídos por el lugar, artesanías alternativas.

Ramos recuerda que allí empezó a elaborar artículos en base a materiales que podía reciclar entre los que se destacan el papel, las semillas y la caña guadua.

Ésta última ha sido un soporte excelente. Hoy, con esta variedad de bambú, se elabora artículos decorativos para el hogar o la oficina, que llevan plasmados elementos de la naturaleza e íconos de pueblos nativos de la Sierra norte. Este tipo de artesanías son adquiridas por comerciantes de almacenes de las Islas Galápagos.

Además, en el sitio se comenzó a fabricar prendas con fusión de artículos como cuero, textiles, cabuya, semillas. Así surgió, en 1997, la Galería Taller La Tierra.

Ha tenido un crecimiento paulatino. La mayoría de los artículos que se exhiben y venden en este pasaje, que ahora está situado en las calles Sucre y Morales, en el centro de Otavalo, son producidos por el emprendedor y su familia. En esas tareas colaboran su esposa, Yéssika Goycoechea, y su hermana, Laura Inés Ramos.

El resto proviene de artesanos locales que fabrican ponchos y calzados. Los diseños de éstos últimos son realizados por el emprendedor, pero del armado en la horma se encargan colaboradores externos. Una de las reglas que se autoimpusieron es no vender artículos de otros países.

En estanterías de madera, que están ubicadas en una casa centenaria, se pueden observar bolsos, carteras, billeteras, monederos, máscaras, cuadros, etc. También hay ponchos, chales, una variedad de bisutería, entre otros.

Hay artículos para el alcance de todo bolsillo, desde USD 1 a 100. Sin embargo, la mayoría de las ventas se realizan por productos que fluctúan entre 5 y 20.

El gusto por las artesanías de cuero, comenta el artesano, lo adquirió en talleres de talabartería de La Esperanza. Una de sus últimas creaciones es un brazalete hecho de piel, con alma de metal, que está adornado con un fino tejido de mullos multicolores.

Miguel Ángel Ramos se ha inspirado en productos, paisajes y escenas que ha visto. Es un aventurero. Asegura que ha recorrido dos veces el país. La primera en bicicleta y otra caminando.

Esas experiencias le han permitido absorber conocimientos y el gusto por las formas y colores.
La Galería Taller La Tierra abre de lunes a domingo. Por ahora, planea recibir a grupos de turistas que quieran experimentar el trabajo de las manufacturas.

Además, en la misma ciudad el emprendedor abrió una sucursal que la bautizaron como La Tierra, Étnicos Culturas, vecina a la Plaza.

No ha cuantificado la inversión realizada. Pero, explica que las herramientas como troqueles, estanterías y diseño del local han sido desarrolladas por el grupo familiar que maneja el sitio.
El almacén en donde la Galería Taller La Tierra ofrece sus productos, también tiene su atractivo. Fue decorado con productos que muestran un sincretismo entre la cultura mestiza e indígena.

Un ejemplo de ello son las doradas mazorcas de maíz seco que adornan el tumbado, como acostumbran hacer los kichwas en la zona rural. También las ruedas de madera que se utilizan tradicionalmente para el hilado se acondicionaron como lámparas.

Este imbabureño es un diseñador innato. Prácticamente siempre está inventando nuevos modelos. Eso le ha dado fama.