El 60% de los colaboradores, que usan la aplicación de Delivereo para generar ingresos extras, tiene entre 18 a 30 años. César Álvarez cumple las entregas en una motocicleta. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

El 60% de los colaboradores, que usan la aplicación de Delivereo para generar ingresos extras, tiene entre 18 a 30 años. César Álvarez cumple las entregas en una motocicleta. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

El trabajador promedio de las ‘apps’, joven y sin título superior 

5 de diciembre de 2018 09:21

Desempleados, con educación primaria o secundaria, con edades entre 18 a 30 años. Esas son las características principales del colaborador promedio de las aplicaciones móviles que operan en el Ecuador.

Datos de empresas locales como Delivereo permiten delinear el perfil de las personas que trabajan en estos negocios. Multinacionales como Uber Eats, Glovo, entre otras fueron consultadas pero no remitieron información sobre el perfil de sus ‘asociados’.

De todas formas, estas ‘start ups’ han encontrado en la tecnología una forma de enlazar a consumidores y negocios. El nexo entre ambos son personas dispuestas a brindar servicios de movilidad o entregas a domicilio, a cambio de un ingreso económico.

Desde hace un año y medio, Pablo M. brinda el servicio de taxi, con la española Cabify.

Este hombre de 36 años es bachiller y actualmente no tiene empleo, por lo cual destina alrededor de 10 horas diarias a la conducción. Él dispone de su tiempo y tiene ingresos de USD 400 al mes.

Para otros trabajadores de aplicaciones, un servicio no es suficiente para obtener los ingresos esperados. Carlos es repartidor de Uber Eats durante los fines de semana. Al día destina 11 horas para repartir comida en Guayaquil.

Este servidor público de 31 años también trabajó a través de la aplicación de reparto Glovo, pero se retiró porque no podía mantener horarios fijos “como la empresa me solicitaba”.

Toni Riera, director regional de Glovo, afirma que el colaborador no busca que el trabajo por ‘apps’ sea su principal ocupación.

Sin embargo, datos de firmas locales como Delivereo demuestran que el 40% de sus colaboradores está desempleado (ver gráfico). “La mayoría se conectan en varias plataformas para generar ingresos”, afirma la empresa.

Además de buscar satisfacer sus necesidades económicas, Stéfano Dino-Guida, CEO de Delivereo, considera que algunos colaboradores optan por esta clase de labor, por la flexibilidad.

El no contar con un medio de transporte no ha sido problema para quienes quieren colaboran con estos servicios.

Estudiantes universitarios, que representan el 20% de quienes trabajan por medio de ‘apps’, usan carros de la familia o de conocidos para dar el servicio.

Ernesto tiene 25 años y es estudiante de la carrera de Jurisprudencia. Hasta obtener su título, trabaja en su tiempo libre haciendo entregas a domicilio con Glovo. La moto con la que brinda el servicio es de un primo, quien lo inscribió en la empresa.

A esta actividad, Ernesto destina entre tres a cuatro horas diarias, principalmente desde las 10:00. Con este ritmo de trabajo, el estudiante logra reunir USD 300 mensuales, pero la mitad de estos ingresos los entrega al propietario de la moto. “Con esa plata ya puedo ahorrar para mi tesis”.

Cuando quedó desempleado Richard, que es gestor comercial, trabajó dos meses como conductor a través de la aplicación de Uber. Cuando se le presentaron otros negocios y con un préstamo, Richard tuvo la idea de comprar dos vehículos más para inscribirlos en la aplicación. Actualmente sus tres autos brindan el servicio con choferes contratados.

“Las personas con las que trabajo buscaban empleo desde hace más de seis meses. Esta es una alternativa para generar dinero para ambas partes”, dice.

Según la información de las firmas locales, uno de cada 10 colaboradores es mujer.

La empresa nacional Tipti está incursionando en el modelo de economía colaborativa de forma paulatina. Dentro de seis meses espera contar con 300 colaboradores externos. Una de las prioridades para conformar este grupo de trabajo será la contratación de mujeres, señala el presidente de la firma Rafael Luque.

“Dándole la oportunidad de ganar ingresos a las mujeres, ayudas a la economía del hogar y del país”, asegura Luque.


Algoritmos y bonos cuentan en los pagos

Un repartidor de Uber Eats recorre la avenida 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Fotos: LÍDERES

Un repartidor de Uber Eats recorre la avenida 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Fotos: LÍDERES


Llueve en Quito. Es la tarde del domingo 18 de noviembre y el reloj marca las 16:10. En el cruce de las avenidas Shyris y Gaspar de Villarroel, en el norte de la ciudad, se detiene un repartidor que trabaja para una aplicación móvil. Va en bicicleta y está empapado.

Allí se demora un minuto para revisar su teléfono móvil y verificar la dirección a la que debe llegar para cumplir con la entrega. Toma aire y continúa pedaleando hasta su destino.

48 horas después, el 20 de noviembre, una escena similar se observa en la avenida Mariana de Jesús, cerca de la avenida Occidental. El día está nublado y un joven carga una suerte de mochila, adecuada para llevar alimentos y otros productos. Son las 13:45 y este repartidor se baja de su bicicleta y camina, hasta llegar a una de las torres médicas del sector. Allí saluda con el guardia e ingresa para entregar un pedido.

Estas escenas son cada vez más comunes en el país, con el incremento de aplicaciones móviles que permiten hacer entregas a domicilio en distintos puntos. Los repartidores se movilizan en bicicleta o motocicleta, esquivando la congestión, en cuestas, bajadas y en zonas planas.

Un ‘delivery’ de Glovo camina por la avenida Mariana de Jesús, empujando su bicicleta. Foto: LÍDERES

Un ‘delivery’ de Glovo camina por la avenida Mariana de Jesús, empujando su bicicleta. Foto: LÍDERES


Carlos, servidor público de Guayaquil, se dedica al reparto de comida a través de la aplicación Uber Eats. Hace tres meses incursionó en esta labor, a la cual dedicaba al menos unas cuatro horas, porque era rentable, afirma.

Al inicio Carlos tenía unos cinco pedidos diarios y, aunque tuviera menos, la empresa le pagaba ‘horas garantizadas’; es decir, un valor por el tiempo que se conectaba, independientemente del número de entregas, explica Carlos.

Ahora el mecanismo cambió y recibe neto USD 1,75 por carrera, que es el valor mínimo en Uber Eats. Con este pago, Carlos logra reunir USD 40 al día y trabaja 11 horas diarias durante los fines de semana.

En otras aplicaciones el valor mínimo que el repartidor recibe por pedido es de USD 1,35, en caso de que tenga bicicleta.

Determinadas empresas usan un algoritmo que define la productividad y tiempo destinado al trabajo para definir el valor del pago. Los colaboradores de estos servicios ganan entre el 50% al 75% del valor total de las carreras o repartos que hacen.

Las empresas reciben el resto del porcentaje por la gestión, el acceso a la tecnología y el contacto con los clientes.

Cuando los pagos son en efectivo van directamente a los bolsillos de los colaboradores. Mientras que los ingresos a través de tarjeta de crédito los recibe la empresa, que debita el porcentaje que le corresponde y si hay un saldo, se lo entrega al repartidos o chofer.

Empresas como Delivereo otorgan bonos a los repartidores por completar un numero de ordenes específicas en el día. “Por ejemplo, por 20 pedidos ganan USD 50 extras”, explica Stéfano Dino-Guida, CEO de la ‘start up’ ecuatoriana.

Para ser un colaborador, entre los requisitos que exigen las empresas está contar con un RUC; para los motorizados es indispensable tener licencia de conducción y los papeles del vehículo al día, entre otros.

Por su parte, las empresas otorgan un seguro de accidentes, que solo aplica para el momento en que el colaborador está conectado, ofreciendo el servicio.

El Mercado

Las ‘start ups’ de servicios de movilidad o entregas a domicilio en el país, principalmente las multinacionales, registran crecimiento en el número de pedidos del 40% por semana, aproximadamente.

La compra de servicios ‘online’ pasó del 69% al 72% en el último año, según el informe Situación del Comercio Electrónico en Ecuador 2018, II medición, de la Universidad Espíritu Santo.

El Gobierno  anunció en octubre que analiza una modalidad contractual para las personas que colaboran con aplicaciones móviles. El Ministro de Trabajo, Raúl Ledesma, señaló que se debe visibilizar a este tipo de trabajadores para que tengan beneficios de ley, pero de acuerdo con “el tiempo de trabajo que realicen”.


La precarización inquieta a Europa; en China hay un ‘boom’

El surgimiento de esta nueva forma de trabajo, con base en la economía colaborativa, genera inquietud en países europeos como España, por la precarización laboral.

El diario digital español, El Confidencial, publicó en agosto de este año un artículo sobre la subcontratación irregular, a través de las aplicaciones móviles.

Los colaboradores inscritos “alquilan” sus cuentas a inmigrantes indocumentados a cambio de una comisión. A fin de mes, los “arrendatarios” pagan al repartidor oficial el 30% de lo que ganan , que es entre USD 3 a USD 5 por pedido.

Los inmigrantes aceptan esta opción porque la otra es estar en la mendicidad, afirman.

El 20% de los colaboradores de Glovo en España tiene a esta aplicación como su único medio para ganar dinero, señala Toni Riera, director regional de la firma.

Por lo general, este segmento está conformado por inmigrantes. Según Riera, trabajan de manera exclusiva con la ‘app’, pero “por un periodo determinado”, hasta que encuentren un empleo estable.

En cambio, el 80% de colaboradores usan Glovo como un medio extra pagar generar ingresos.

El experto considera que este perfil se repite en otros países de Europa, donde tiene alcance la ‘app’ e, incluso, en algunos de América Latina como Argentina.

China es otro mercado donde se vive un ‘boom’ de las ‘apps’ para entrega de comida. En el 2017 se hicieron entregas por USD 31 000 millones y este año está previsto que la cifra crezca un 20% según iiMedia Research. El año pasado fueron 343 millones de internautas chinos los que encargaron comida en estas plataformas.

Según Stéfano Dino-Guida, CEO de Delivereo, las personas eligen esta forma de trabajo también para manejar su tiempo. “Pueden conectarse cuando desean y las horas que desean. Nadie les dice qué hacer y generan ingresos según el tiempo que ellos escogen trabajar”.

A escala internacional, el promedio de edad de los colaboradores es de 18 a 35 años y son hombres. En el caso de Glovo, la mayoría son estudiantes, que trabajan en su tiempo libre.

Uber Eats
señala que la aplicación se presenta como una opción de empleo independiente y flexible para estudiantes, amas de casa, jubilados o desempleados.