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Los vinos espumantes son sinónimo de alegría
El vino espumante suele estar presente en gran parte de las reuniones sociales que se dan alrededor de Navidad y fin de año, pues es una bebida estética y elegante que representa alegría o éxito. Escoger el producto adecuado y seguir el protocolo de servicio potenciará la experiencia.
Lo ideal es asesorarse en la tienda de vinos en la que se adquirirán las botellas sobre el tipo y cantidad de espumante adecuado para la cantidad de personas y presupuesto.
“La calidad de un espumante se mide por el grosor de las burbujas. Si son más pequeñas es mejor”, explica Thierry Sebastia, copropietario de Divino Wine & Spirits, con tiendas en Cumbayá, la González Suárez y el Quicentro Shopping.
Michael Rosillo (foto), también propietario de Divino, dice que un indicador de calidad que se puede observar en las etiquetas es la añada. “Solo los grandes vinos tienen añada, no necesariamente los caros”, aclara.
De forma breve se puede decir que un espumante con añada proviene del ensamblaje de vinos del mismo año. Es decir, los que no tienen añada son el resultado de la incorporación, a la base, de vinos de otros años.
Ya en casa, el protocolo correcto se inicia al menos seis horas antes de la reunión. La botella de espumante debe estar quieta y en la refrigeradora hasta antes de servir. Mantenerla en una hielera, mientras se sirve, ayudará a mantener la temperatura ideal.
Para destapar la botella, primero hay que retirar la cinta de seguridad y después, el estaño que sujeta el corcho. Se recomienda colocar la botella a 45°, para evitar que se precipite un chorro empujado por las burbujas. Girar suavemente el corcho a medida que la presión del vino empuja.
En cuanto a la copa, Thierry da a conocer que la tradicional copa tipo flauta está empezando a desusarse. La está reemplazando una más ancha, que facilita la degustación. También se puede usar la de vino tinto, pues es aún más cómoda y generosa.