Capital Vodka 300 unidades fue la primera producción de esta marca, que se comercializa en la capital azuaya

Capital Vodka. 300 unidades fue la primera producción de esta marca, que se comercializa en la capital azuaya. Foto: Facebook / Capital Vodka

Los mentores impulsan este negocio de bebidas

31 de marzo de 2021 06:53

Capital Vodka es el nombre de la marca que tiene la empresa Barra Libre, que surgió en el 2018 en las aulas universitarias. Fue constituida por los azuayos Christian Andrade Herrera y Santiago Serrano Burgos, quienes son ingenieros químicos.

Ellos eran integrantes de la Asociación Escuela de Ingeniería Química, en la Universidad de Cuenca. Para obtener fondos organizaron un paseo estudiantil; allí, Andrade y Serrano se ofrecieron para preparar los cocteles para los compañeros. Estuvieron elaborados en función del vodka y fueron de diferentes sabores.

Hubo aceptación entre los asistentes y, paulatinamente, tuvieron pedidos para otras reuniones, fiestas y paseos de los alumnos de este centro de estudios superiores. Allí surgió la idea de iniciar un emprendimiento. “Luego de una ardua investigación y pruebas, empezaron la producción del vodka”, cuenta Andrade.

El objetivo del emprendimiento es elaborar una bebida de calidad mediante la aplicación de los conocimientos de ingeniería en los procesos de producción. Otra intención fue aportar a la economía local al generar fuentes de empleo, agrega Andrade.

Por ello, dice Serrano, buscaron proveedores de calidad para sus materias primas. Además, emplearon los conocimientos recibidos en su carrera profesional y aplicaron las sugerencias y comentarios que recibieron de sus amigos y compañeros.

Ambos decidieron invertir para crecer porque identificaron el potencial que existía en el proyecto. Optaron por centrarse en el vodka porque obtuvieron el registro sanitario; si continuaban con los cocteles hubiesen requerido uno por cada sabor. Eso representaba una inversión muy alta al comenzar el proyecto, explica Andrade.

El producto con la marca y el diseño de la botella fue lanzando en febrero pasado. Encontrar un espacio para montar la pequeña fábrica fue la principal limitante que tuvieron estos cuencanos. Ahora, tienen un espacio que cuenta con los permisos de las autoridades, asegura Serrano. De forma paralela se dedicaron a perfeccionar la fórmula y diseñar la planta con equipos para los procesos de filtración y envasado.

El primer lote de producción fue de 300 botellas. Cada una cuesta USD 10 y tiene un volumen de 750 mililitros (ml). “Nos diferenciamos por el diseño y la presentación de las botellas, olor y sabor del licor y tapa de corcho, que conserva aroma y características”.

Ellos resaltan que su proyecto tiene algunos mentores como Silvana Zalamea, experta en química y emprendimiento, y Santiago Juela, quien conoce de ventas y distribución. En contabilidad les apoya María Herrera, quien es madre de Andrade, y en finanzas está el padre de Santiago Serrano, quien lleva el mismo nombre.

Juela recomendó que Capital Vodka sea comercializado a través de las tiendas de barrio de la capital azuaya. Son más de 60 puntos de venta en esta ciudad. Según Serrano, han tenido buena acogida y prácticamente está vendida toda la primera producción.

La segunda fabricación, que se cumple durante este mes, asciende a 600 unidades. En el caso de que aumente la demanda, tienen previsto elaborar entre 900 y 1 000 botellas durante el próximo. Adicionalmente, los emprendededores sacarán una presentación más pequeña de 300 ml, debido al pedido de sus consumidores.

Para los siguientes tres años, el principal esfuerzo y la meta será diversificar su oferta de bebidas destiladas como ron, gin, aguardiente, entre otras. Además, investigarán las opciones para emplear productos tradicionales de Azuay y usarlos como valor agregado en su emprendimiento.