Este emprendimiento surgió durante la pandemia y ha crecido por su diversidad. Su objetivo es abrir nuevos puntos de venta en otras ciudades.

Su sueño de vivir del arte llevó a Diana León a renunciar a un trabajo formal y “con un buen sueldo” para dedicarse a diseñar, elaborar y comercializar figuras en madera con grabados a mano. De esa forma surgió Espacio Madera, un emprendimiento dedicado a la fabricación de artículos con este material.

Ella cuenta que, en su último trabajo en relación de dependencia, llegaba a ganar entre USD 3 000 y USD 6 000 al mes. Sin embargo, ya no se sentía cómoda en ese lugar y decidió emprender.

Con un poco de investigación y autoeducación por medio de Internet descubrió el pirograbado, una técnica que consiste en tallar figuras en madera con puntas de metal que emanan calor. Así descubrió su talento para el diseño y el dibujo.

El primer producto que realizó fue un portallaves de madera que aún conserva en su hogar.
Poco a poco empezó a ganar espacio en el mercado. Sus primeros clientes fueron su familia, amigos y algunos conocidos. Pero la ganancia no era significativa frente a lo que recibía en su anterior trabajo. Por ello, seis meses después de que abrió su emprendimiento decidió buscar nuevamente trabajo en una concesionaria.

Allí permaneció durante unos meses y con la pandemia la despidieron. Entonces optó por volver a su emprendimiento y hacer que funcione. Con una inversión de USD 500 compró la madera y las máquinas para el pirograbado.

Al inicio fabricaba solo entre cuatro y seis piezas al mes para comercializarlas. Luego el número de clientes, en ‘retail’ y corporativos, creció y actualmente cuenta con siete puntos de venta distribuidos entre Guayaquil y Machala.

Esta guayaquileña, de 32 años, comenta que entrar en las grandes cadenas de supermercados y tiendas fue una tarea complicada.

Los contactos con los jefes de ventas los adquiría preguntando a los cajeros, concretando reuniones para entregar algunas muestras de forma gratuita y “tocando puertas constantemente”.

“Mi negocio despuntó en la pandemia”, dice León. Para ella, una de las ventajas fue que el confinamiento hizo que muchas familias se dieran cuenta de que necesitaban más tablas parrilleras, de cangrejos, mesas o repisas y ellos podían proveer a ese nicho de mercado.

Al principio solo trabajaba ella y su esposo, Guillermo Gutiérrez, pero a medida que pasó el tiempo requirió contratar a cuatro personas más para cumplir con la demanda de los clientes. En la actualidad elaboran alrededor de 500 piezas cada mes y los grabados se realizan con una máquina láser.

Por el momento elaboran seis líneas de productos: decoración de hogar, parrillera, cangrejera, fotos y grabados, souvenirs corporativos, muebles en RHA y reciclaje, y restauración de objetos. Su fuerte son las tablas parrilleras, que son las que más se comercializan.

En el caso del reciclaje, ella y su esposo recoge piezas de madera que han sido desechadas pero que se encuentran en buenas condiciones, las reparan y las colocan nuevamente en el mercado a precios mucho más económicos.

León es la encargada de elaborar los diseños de cada producto. Lo hace inspirada en las tendencias mundiales en diseño y decoración de interiores y por sugerencias de sus clientes con quienes mantiene una retroalimentación constante. En Espacio Madera le apuestan mucho a la publicidad por Instagram y también confían en las recomendaciones boca a boca, que son las que más les han ayudado a crecer.

Pese a que todo el conocimiento adquirido en estos años ha sido empírico, esta emprendedora no descuida la capacitación constante. Ahora ella misma dicta cursos sobre manejo de redes sociales y ventas en línea, como una forma de contribuir con la sociedad. Además, se educa de forma constante en temas relacionados a la administración de empresas para un día cumplir su sueño de exportar.