La central eólica de Villonaco, en la provincia Loja, tiene una potencia para generar 16,5 megavatios.  En esta zona está previsto construir la fase II y III de este proyecto. Tendrá 110 MW. Foto: archivo / LÍDERES

La central eólica de Villonaco, en la provincia Loja, tiene una potencia para generar 16,5 megavatios. En esta zona está previsto construir la fase II y III de este proyecto. Tendrá 110 MW. Foto: archivo / LÍDERES

Paraguay y Uruguay lideran uso de fuentes de energía renovables

23 de diciembre de 2019 11:27

El uso de energía limpia va ganando terreno en los países de América del Sur. En promedio, para generar electricidad se emplea entre un 25,4% y un 100% de fuentes renovables, según el país. Entre estas se encuentran el agua, el sol, el viento, desechos vegetales (biomasa) y energía geotérmica.

Las naciones que más emplean estas fuentes verdes son Paraguay y Uruguay, con el 100% y 98,3%, en su orden. Así lo señala el informe Panorama Energético de América Latina y el Caribe 2018 de la Organización de Latinoamericana de Energía (Olade).

Eduardo Rosero, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Energía Renovable y Eficiencia Energética (Aeeree), explica que en el caso de Paraguay, donde toda la energía eléctrica se produce con fuentes renovables, obedece a que cuenta con la represa hidroeléctrica binacional Itaipú.

Esta megacentral, que abastece a Brasil y Paraguay, tiene 20 unidades de generación. Según la información disponible en el portal web de esta planta cada una de esas unidades tiene capacidad para producir 700 megavatios (MW). Con esta potencia se puede abastecer a una ciudad con 1,5 millones de habitantes. Mientras tanto, todas las unidades juntas pueden producir hasta 14 000 MW. Esto equivale a 9,3 veces la potencia que tiene Coca Codo Sinclair, que es la central hidroeléctrica más grande del Ecuador.

Paraguay tiene una capacidad instalada para la generación de energía eléctrica de 8 810 MW. Con esto se cubre la demanda de 6,9 millones de habitantes.

Más al sur, en Uruguay el uso de energías renovables en un 98,3% responde a que esta nación tiene una población relativamente pequeña. Son 3,5 millones, y por esto la demanda de este recurso es menor. En promedio, el uso de electricidad anual es de 3 257 kilovatios hora (kWh) por habitante.

Este país tiene una capacidad instalada para la generación eléctrica de 4 550 megavatios (MW). De esto, el 98,3% es a partir de renovables: 52,3% proviene de hidroeléctricas, 1,9% de energía solar, 26,3% de eólica y 17,8% de térmica renovable (biomasa), refiere el informe Panorama Energético de América Latina y el Caribe 2018.

Además, según Rosero, los modelos de negocio y el mercado spot de energía (de acuerdo con la demanda) que se ha desarrollado en Uruguay han influido en los resultados obtenidos por este país. “La pujante participación de la empresa privada ha determinado un crecimiento de los mercados de energía renovable aprovechando así el potencial al máximo”.

Después de estos países, en la lista se encuentran Colombia, Brasil y Ecuador, en ese orden. Ecuador, por ejemplo, genera el 73,6% de energía eléctrica con fuentes renovables (hidroeléctricas, solar, eólica y biomasa) y el resto proviene de térmicas, que usan combustibles fósiles.

Este esquema se logró tras la incorporación de cinco de ocho centrales que usan esta fuente, que fueron impulsadas por el Gobierno anterior. Entre estas se encuentran Manduriacu, Sopladora, Coca Codo Sinclair; y últimamente Minas-San Francisco, y Delsitanisagua. Aún está pendiente que entre en operación Mazar-Dudas, Toachi-Pilatón y Quijos.

Además, en Ecuador está en proceso la contratación de firmas privadas que construyan una planta fotovoltaica en El Aromo de 200 MW, y una nueva central eólica en Villonaco de 110 MW.

Todo este impulso que se ha dado a los proyectos hidroeléctricos en la región ha hecho que en América Latina y el Caribe prime la generación de energía eléctrica con esta fuente. Luego están las centrales térmicas, biomasa y otros, según la Olade.

Para seguir incorporando más energías limpias, que cuiden el ambiente, la Aeeree sugiere desarrollar modelos de negocios energéticos inclusivos, que promocionen el empleo local; y promover la eficiencia energética para usar de manera consciente este recurso.

‘Se requieren políticas de largo plazo’

Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Olade, dice que la región está adelantada en energías renovables

Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Olade. Foto: LÍDERES

Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Olade. Foto: LÍDERES

Redacción Quito (I) 

¿Cuál es el uso de energía renovable en la región?

Latinoamérica y el Caribe tienen una participación del 25% de energía renovable en la matriz energética. Comparativamente con el resto del mundo, nuestra región está por encima del promedio global, que es aproximadamente un 10%.

¿Qué factores influyen para que la región se encuentre por encima del promedio?

Son dos condiciones fuertes. La una es la alta participación de la energía hidroeléctrica en la matriz de generación de electricidad. La hidroelectricidad tiene un peso fuerte en Sudamérica y Centroamérica. Además, existe una complementariedad entre ciertos países vecinos para abastecer la demanda interna. Esto ayuda a robustecer los sistemas eléctricos y brinda mayor eficiencia.

¿La alta participación en hidroelectricidad se explica por los recursos naturales que tienen los países?


La región dispone de recursos hídricos muy importantes, y aparte aún tiene un potencial de explotación en materia de hidroelectricidad que no está siendo aprovechado.

¿Cuál es el otro factor?

Es la alta utilización de la biomasa en la matriz energética de nuestra región. Esta tiene una participación importante, por la producción de biocombustibles en algunos países, que se los usa en mezclas o como en Brasil, donde el alcohol carburante es parte de la oferta de combustibles a nivel interno. Además, hay un aprovechamiento de residuos de agroindustrias. Esa biomasa aporta a los sistemas de generación.

¿Cuál es la cobertura de energía eléctrica en la región?

Es del 97%, según datos del 2018. En promedio, hace 20 años la cobertura era de alrededor del 80%.

¿Cómo está la región respecto de las energías renovables no convencionales?

Tenemos energía eólica de gran porte y de microgeneración, la solar en sus distintas tecnologías. Por ejemplo, fotovoltaica, energía solar de concentración, los paneles solares térmicos (calentadores). Además, tenemos la geotermia, nuestra región tiene mucho potencial para desarrollar esta fuente, por su ubicación cerca de la zona volcánica. También hay otras que no están siendo aprovechadas, como la marea o la corriente a nivel de los océanos. Ahí también hay potencial.

¿Cuál es la ventaja de estas fuentes no convencionales frente a las tradicionales?

La capacidad que han tenido la eólica y la solar para generar energía eléctrica con costos decrecientes. Hoy estas fuentes compiten -a nivel de precio- con la generación eléctrica a base de combustibles fósiles, para integrarse de manera directa a los sistemas eléctricos de los países.

¿Qué país de la región es el pionero en la incorporación de estas fuentes?

En nuestra región hay países que han tenido un avance enorme. Por ejemplo, cuando Uruguay inició en el 2005 este proceso de transformación, no tenía mayor capacidad instalada. Había un molino experimental e iniciativas para aprovechar biomasa.

Entonces, la matriz eléctrica estaba compuesta en un 50% por hidroelectricidad y el resto era combustibles fósiles. Entre el 2005 y 2015 esto cambió y se pasó a un 98% de energías renovables.

¿Cómo se logró el cambio?

Hay que determinar la situación y necesidades de cada país. Uruguay estaba al borde de una crisis de abastecimiento y con una crisis hídrica. Por eso, se decidió diversificar la matriz incorporando fuentes de energía autóctona.

Para esto se diseñó una política pública de largo plazo en materia energética. Esta es muy fuerte y estaba orientada al uso de fuentes renovables no convencionales. Además, se creó todo un ecosistema para que cohabiten las inversiones pública y privada. Se estructuró todo este sistema, de tal manera que se pudiera blindar cualquier inversión privada.