Carolina Enríquez / Redacción Quito
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En el mercado de los EE.UU. se disfrutan los chocolates de El Quetzal de Mindo

Cuando José Meza y Barbara Wilson, propietarios de la hostería El Quetzal de Mindo, comenzaron hace cinco años a preparar brownies para sus huéspedes, tenían problemas para encontrar chocolate de calidad.

Como surgió esa necesidad se les ocurrió la idea de preparar su propio producto, con base en cacao fino de aroma. El primer paso fue buscar productores en la zona del noroccidente de Pichincha, en la misma área en la que está ubicada la hostería (en el poblado de Mindo).

Empezamos con dos en Puerto Quito. Ahora son 54 y forman la Asociación Nueva Esperanza. Les pagamos mejor que en el mercado común”, dice Meza.

Esto lo confirma Bolívar Monserrat, representante de relaciones comerciales de Nueva Esperanza. Él explicó que en el mercado corriente les pagan USD 80 (en promedio) por un quintal de cacao en baba, mientras que Meza, USD 210.

La razón la atribuye a la calidad de su producto, que es cosechado de forma estrictamente orgánica (sin químicos).

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El Quetzal de Mindo les compra 500 libras de cacao en baba a la semana, aunque cuando sube la demanda pueden adquirir tres veces esa cantidad, cada siete días. Ese producto se fermenta, se seca y se muele, y de eso se obtienen una especie de grajeas de cacao llamadas nibs. De estas, una parte se comercializa en la tienda (para añadir en ensaladas, elaborar galletas, diluir en leche, etc.).

Sin embargo, desde el 2009 este producto, junto a almendras de cacao, también se exporta a EE.UU. Todo llega a una fábrica que la familia Meza Wilson montó en Michigan, para la producción de chocolates de forma artesanal.

“Enviamos tres toneladas de nibs en un año, con un valor sobre USD 21 000 en exportación. Allá hacemos chocolate en polvo y manteca. Elaboramos, además, barras de chocolate. Durante el 2012 comercializamos en EE.UU. un total de USD 100 000 en productos, lo que representa un crecimiento del 40% de las ventas con relación al año anterior a ese”, comenta Barbara Wilson.

Las barras, con sabor a cereza, canela, jengibre, ají, etc., tienen precios de USD 2,75, 5 y 7,50, y se venden de forma directa a clientes específicos, en eventos y en mercados abiertos. La marca bajo la cual se comercializan se llama Mindo. Esta se ha vuelto reconocida en EE.UU., y lo mismo ha sucedido con las exportaciones de los productos de El Quetzal.

En Canadá ya se escucha hablar de ellos y un comprador tiene interés en 750 kg de nibs. También hay interés de comerciantes chilenos. “Esta demanda se despierta por la calidad de los productos hechos con cacao fino de aroma. Este da al chocolate, por ejemplo, mayor intensidad en el sabor, un color más oscuro y un aroma penetrante”, dice Ana Pérez, chef profesional.

El chocolate de El Quetzal también se comercializa en la hostería junto con pasta y miel de cacao y de jengibre.

Los colaboradores

10 personas trabajan en El Quetzal de Mindo.  Cocinan, administran, se encargan del proceso productivo del cacao y chocolate, etc.

En la fábrica de EE.UU. laboran cinco personas.  Ellos se encargan de la elaboración de barras de chocolate.