La artesana Gloria Mantuano es administradora del taller artesanal Josue, ubicado en Montecristi, Manabí.

La artesana Gloria Mantuano es administradora del taller artesanal Josue, ubicado en Montecristi, Manabí. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

La tradición del tejido de muebles aún se mantiene

20 de junio de 2019 10:31

Las manos rápidas del artesano Rodolfo Alonso, entrelazan las fibras de papel kraft con el hierro para crear muebles con diferentes estilos de tejidos.

Lo hace en la vereda de la avenida 10 de Agosto, en Montecristi. Ahí se encuentra el taller artesanal Josue, que se creó hace más de 40 años y que rescata el tejido típico de los muebles manabitas.

Elaborar un mueble puede tardar entre cuatro y seis días dependiendo del tamaño y el modelo. Alonso afirma que sus manos son veloces y que las horas pasan sin que él se de cuenta cuando teje.

Eso se debe a que se dedica a este oficio desde que tenía 10 años. La mayoría de su familia se dedicaba ya a este oficio; en la actualidad él y su prima Gloria Mantuano son los encargados de elaborar hasta 10 juegos de mueble al mes.

De esos, cuatro se venden en Montecristi, no solo a clientes locales sino a dueños de hosterías, o clientes de Manta, Portoviejo, Chone y otros cantones manabitas. El resto se comercializa en Guayas, Pichincha, Loja, Esmeraldas, entre otros.

Cada mueble se elabora bajo pedido debido a que los muebles son personalizados al gusto del cliente. Unos prefieren tejidos más elaborados con bordes que sobresalen del espaldar o las patas. Otros buscan un modelo menos elaborado, pero que esté reforzado en los asientos y espaldar.

Mantuano afirma que al menos tres generaciones de su familia se han dedicado a la confección de muebles artesanales. Pero hace dos décadas se cambió el mimbre, que era el material típico del pueblo montuvio, por la fibra de papel kraft, que se importa desde Colombia. “El mimbre ya no se consigue en Ecuador, pero la fibra es parecida y resuelve el problema”, afirmó.

Esta fibra cuesta entre USD 30 y USD 50. Tras adquirirla, Alonso la procesa en una máquina que hace cabos. Con una torta de ese material se fabrican alrededor de dos muebles. En el taller trabajan ocho personas, entre estos un soldador que se encarga de hacer las estructuras en hierro y un tapicero, quien elabora los cojines de diferentes tamaños y formas.

La más pedida es la canasta de descanso, que es un mueble tipo hamaca. Estas cuestan entre USD 110 hasta USD 250, dependiendo del tipo de tejido que se use. “La fibra es más resistente que el mimbre por eso buscan este tipo de mueble tipo hamaca”, señaló la artesana manabita.

Los artesanos señalan que este material es más duradero que el mimbre y que los muebles se pueden utilizar en el interior o exterior de la casa y tienen una vida útil de unos 20 y 30 años, según el cuidado y mantenimiento.

Los clientes conocen de estos productos a través de recomendaciones de otros clientes o por las redes sociales.

Pedro Zambrano adquirió tres juegos de muebles para un hotel que administra en Guayaquil.
Él afirma que los muebles son duraderos y que comprarle a los artesanos de Montecristi es una práctica que ayuda a que las tradiciones típicas continúen.