Podríamos discutir sobre diferentes definiciones de confianza, como por ejemplo “la esperanza firme que tenemos en que algo suceda”. Sin embargo, en ese caso hablaríamos de esperanza y, sobre todo, de esperar. ¿Esperar a tener la esperanza firme de que llegue la voluntad necesaria para hacer las cosas? Esa espera no vale la pena.

Si lográramos ver a la confianza desde otra perspectiva, postergaríamos y esperaríamos menos y lograríamos más, mucho más. Por ende, sí, hay que desarrollar confianza en uno mismo, entre otros, escuchando nuestras propias necesidades, conociéndonos mejor, aprendiendo a comunicar efectivamente, aprendiendo a decir que no, siendo vulnerables, viviendo nuestros verdaderos valores, etc.

Pero lo más importante y para lograr tener otra perspectiva de la confianza en nosotros mismos, es prepararnos y lanzarnos (aunque no nos sintamos 100% seguros). Date el permiso de fallar, pero siempre aprendiendo, date el permiso de sentir que no tienes el 100% de confianza, pero lánzate, date el permiso de arriesgar más, sabiendo que lo descifrarás en el camino.