Los habitantes de Gaza aún no cuentan con un plan de reconstrucción de su territorio, tras el conflicto con Israel, que les permita mejorar su condición de vida. Foto: AFP

Los habitantes de Gaza aún no cuentan con un plan de reconstrucción de su territorio, tras el conflicto con Israel, que les permita mejorar su condición de vida. Foto: AFP

Los gazatíes pasarán un nuevo Ramadán con los bolsillos vacíos

18 de junio de 2015 15:52

Transcurrido casi un año de la operación israelí que asoló Gaza, sus residentes iniciaron hoy, 18 de junio del 2015, el mes de ayuno musulmán de Ramadán con los bolsillos vacíos y sin señales de que sus condiciones de vida vayan a mejorar o vaya a comenzar la reconstrucción del territorio.

Gran parte de los cerca de 1,8 millones de habitantes del enclave costero palestino reciben el festivo mes sumidos en unas penosas condiciones de vida y con una economía cada vez más debilitada.

En el mercado central de Gaza capital se muestran estos días más tipos de alimentos de lo habitual, una muestra de que ha llegado el Ramadán, con sus copiosas comidas al caer la noche para finalizar el ayuno.

Las escenas, sin embargo, distan mucho de los coloridos y abarrotados mercados que pueden verse en Cisjordania y aquí no son muchos los que se pueden permitir llevar a la mesa productos lujosos y de calidad.

El comercio continúa muy debilitado, con una franja que sufre las consecuencias de la división política palestina y que permanece cerrada a cal y canto por el bloqueo israelí (apoyado por Egipto, el otro país fronterizo), que hace ya ocho años estrangula la economía de la Gaza y ha disparado las cifras de pobreza y desempleo.

"Los resultados de la división y el bloqueo son catastróficos y han tenido una influencia nefasta en el mercado", se lamenta en declaraciones a Efe Mustafá Zeineldien, de 45 años y propietario de una tienda de alimentación.

Según él, "las consecuencias y las horribles imágenes de la guerra contra Gaza del pasado verano están aún en la mente y los corazones de todo el mundo". Un comprador, que visita el mercado para lograr comida más barata que en las tiendas de barrio, asegura que "antes del bloqueo y la división palestina (2007) el comercio era excelente, pero empezó a declinar año tras año".

"Es claramente visible que la situación económica solo va a peor y peor", añade otro comerciante, Osama Murtaja, que vende en su tienda queso, especias y pepinillos y otros encurtidos.

La entrega de la dimisión ayer del Gobierno palestino de unidad que encabeza el primer ministro Rami Hamdala atestigua el fracaso de los intentos de reconciliación palestina. El bloqueo tampoco tiene visos de acabarse pronto, máxime cuando la débil tregua entre Israel y Hamás es cada cierto tiempo interrumpida por el lanzamiento de cohetes desde la franja, que son respondidos con ataques aéreos del Ejército israelí contra objetivos militares.

El Banco Mundial afirmó en mayo que el desempleo en Gaza es el mayor del mundo con un 43% (60% entre los jóvenes), cerca del 40% de la población vive ya bajo el umbral de la pobreza y advertía que su economía está "al borde del colapso".

El Producto Interior Bruto de la franja, según ese organismo, sería hoy cuatro veces lo que es si no fuese por las restricciones y conflictos. A la catastrófica situación económica, se suma el drama de los fallecidos. La operación militar del pasado verano, denominada Margen Protector, empeoró la situación, dejando atrás más de 2 100 palestinos muertos y a decenas de miles sin hogar.

"Ramadán este año va a ser muy difícil para mí. Mi familia no se sentará conmigo a la mesa en la ruptura del ayuno", lamenta con profunda tristeza Ibrahim al Masri, un hombre de 50 años que perdió en el enfrentamiento a su mujer, dos hijos, una hija y su casa en Beit Hanoun, en el norte de la franja.

"Perdí mi casa y a mi familia con un cohete. Estábamos sentados en casa en paz y no hicimos ningún daño a los israelíes", asegura Al Masri, que vive ahora en una caravana de hierro de los cientos que fueron donadas como solución provisional por Turquía y Catar.

Los paisajes de destrucción en las zonas cercanas a la divisoria con Israel apenas han cambiado y todo está como si la guerra hubiera finalizado la semana pasada: la reconstrucción aún no ha comenzado y los millones prometidos no llegan.

Los desacuerdos entre Hamás, que controla la franja, y Fatah, que gobierna en Cisjordania, han ralentizado enormemente los planes de reconstrucción.

La división política y el bloqueo han hecho perder sus trabajos en los últimos 7 años a unos 80 000 gazatíes, que proveían el sustento a medio millón de personas y han pasado a depender de la ayuda humanitaria.

Con esta situación, los gazatíes pasarán un nuevo Ramadán deseando que la desunión y el bloqueo terminen pronto.