La creación de artesanas de Azuay y Cañar forma parte del ‘outfit’, en su mayoría, de clientes franceses. Se trata de los sombreros de paja toquilla de Taytta Hats.

Maki FairTrade es una empresa azuaya que busca rescatar los saberes artesanales y mejorar los ingresos de las mujeres y comunidades rurales e indígenas del Ecuador. Fue creada en el 2014 y tiene una galería que funciona en el Centro Histórico de la capital azuaya.

Sobre la cabeza de un maniquí está un sombrero con la imagen de una mujer afro que luce su turbante, parte de la vestimenta tradicional de esta etnia.

La vida de María Laura Araque ha transcurrido entre su huerta y un taller de elaboración de sombreros de paño.

En el centro de Guayaquil, en las calles Primero de Mayo 114 y avenida Quito, funciona el local más antiguo que comercializa sombreros de paja toquilla.

Las 104 socias de la cooperativa de producción artesanal Puertas del Cielo exportan desde este año sombreros elaborados con paja toquilla a EE.UU., China, Singapur y España y bolsos de mismo material a Brasil. Desde su sede, que está ubicada en el sector de Charasol, en el sur de Azogues (Cañar), enviaron 500 unidades.

Los sombreros de mimbre se convirtieron en lienzos para la familia Aguayo. Elaboran gorros de diferentes tamaños y luego les dibujan paisajes o animales típicos de los pueblos montuvios de Manabí, Guayas y Los Ríos.

A escala nacional, pero sobre todo internacional existe una idea equivocada sobre el origen del sombrero de paja toquilla, ya que se lo conoce como Panama Hats, pese a ser procedente de Manabí.

Ni el ruido del centro de Quito, el tiempo, el cambio de moda o el atraso del verano han detenido el trabajo de Luz Zambrano y su esposo, Segundo Ocaña, en el diseño y la confección de sombreros.

Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España son los principales destinos de los sombreros de paja toquilla que se envían desde Ecuador, concretamente del Austro, que concentra el 90% de la producción nacional.

El ambiente está plagado de vapor, ruidos de máquinas y telas que bosquejan lo que será un sombrero. Trabajadores concentrados buscan dar el toque final a sus creaciones; los pasillos de esta planta están llenos de nostalgia. Así es el ambiente de Yanapi, empresa que se dedica a la manufacturación de sombreros.

Con su cabello negro trenzado hasta los hombros y la tradicional pollera de Chola Cuencana, Rosa Salinas teje un sombrero de paja toquilla. Sus dedos toman cada fibra y la entrelaza ágilmente, mientras ella conversa sobre los tratados comerciales, los beneficios de pertenecer a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), los inconvenientes de no acceder a los TLC con EE.UU. y Europa… Ella es una de las 60 socias, y fundadora de la Asociación de Tejedoras de Sígsig que maneja el nombre comercial Tesya. Este gremio exporta sombreros y artesanías de paja toquilla a Francia, Italia, Alemania, España, Suiza y EE.UU.

Unos 2 000 sombreros de paja toquilla reposan en un taller en el centro de Cuenca. Hay blancos, negros, rosados, de hombre y de mujer… Están listos para ser empacados y exportados hacia EE.UU., Alemania, Inglaterra y otros 15 países donde se comercializan.

Los sombreros de paja toquilla con diseños originales y coloridos son la oferta de Ecua Andino. Sus piezas se han exhibido en importantes ferias y pasarelas internacionales, como la Pure London Fashion Runway, de Inglaterra (2011).