En su taller, Melissa Santa María desarrolla los prototipos de sus prendas, el tallaje y la producción para confeccionar ropa bajo su marca Plan Blu. FOTO: Diego Pallero / LÍDERES

En su taller, Melissa Santa María desarrolla los prototipos de sus prendas, el tallaje y la producción para confeccionar ropa bajo su marca Plan Blu. FOTO: Diego Pallero / LÍDERES

Ella diseña sus prendas con tela de botellas de plástico recicladas

27 de junio de 2022 22:53

La blusa -con la imagen del oso de la Amazonía ecuatoriana o del oso de anteojos- es como cualquier prenda de vestir. Cuando se la toca se siente suave y delicada.

No se nota que está confeccionada con tela que proviene de botellas de plástico recicladas, a menos que lo diga Melissa Santa María. Ella es una joven diseñadora de modas, graduada hace 12 años en la Universidad San Francisco de Quito.

Ella creó este proyecto, para dar un segundo uso a las botellas de posconsumo y contribuir a que el planeta tenga menos plástico.

Su marca y empresa nacieron bajo el sello de Plan Blu a finales de 2019, pero recién salieron al mercado en noviembre del año pasado. El año del inicio de la pandemia le sirvió para buscar a sus proveedores de telas de botellas, empaques, etiquetas y otros insumos para confeccionar sus prendas.

Santa María hizo el lanzamiento de su primera colección de ropa casual. Tiene chaquetas, chompas, camisetas con los osos y quimonos. Estos últimos se agotaron en la temporada del Día de la Madre. Su segunda producción en esta línea está prevista para septiembre, con el inicio del nuevo año escolar.

Por usar los ojos como imagen dona el 30% del valor de cada camiseta vendida a la Fundación Jóvenes por el Chocó Andino, para contribuir a la conservación de esa especie. También diseña prendas a la medida y fabrica uniformes para instituciones públicas y privadas.

Para su ropa casual hizo una alianza con la Fundación Kasa de Colores, que se dedica a proyectos sociales y ambientales, a través del reciclaje. Esta institución le provee las telas a cambio de la entrega de las botellas para el reciclaje.

Santa María aclara que las botellas son 100% recicladas; es decir, pasan por un complejo proceso hasta obtener la materia prima: los hilos para tejer las telas. Estas se mezclan con fibras, como spandex; algodón o ecovero, que es una fibra que se obtiene de la celulosa de la madera de bosques cultivados.

La primera producción de uniformes estará lista dentro de dos meses. La administración del Aeropuerto Ecológico Galápagos Seymour le entregó 6 000 botellas de plástico para la confección. Plan Blu elaborará 312 prendas para los colaboradores de esta terminal aérea. Se trata de camisas, pantalones, chaquetas y chalecos.

Santa María cuenta que el aeropuerto tiene en sus planes la reducción de las botellas. Al tener esa visión conjunta sobre la sostenibilidad, ambas empresas decidieron hacer negocios para el reciclaje.

En 2018 se convirtió en el primer Aeropuerto Carbono Neutro de Latinoamérica y el Caribe.
Esta iniciativa comenzó con un capital propio de USD 3 000, pero en el 2021 participó en el concurso de Fonquito, de Conquito, y consiguió un capital semilla de USD 3 000 adicionales para impulsar Plan Blu.

Durante seis meses de incubación de su propuesta aprendió sobre administración, marketing, design thinking y otras estrategias y herramientas digitales.

Su proyección es crecer con más ideas de artículos hechos con hongos o la corteza de piña, como lo hacen en Colombia o Brasil.

Mientras tanto, Plan Blu crea diseños a la medida o personalizados y tiene otros contratos de uniformes que le permiten más ingresos, debido al volumen del pedido.

La ropa casual ha tenido aceptación y las ventas se realizan a través de ferias, exposiciones, su red de contactos de conocidos y se promociona en las redes sociales. Estas prendas cuestan un 30% más, debido a su valor agregado. Una chaqueta vale de USD 60 a 70, según el diseño, modelo y la calidad de sus detalles, relleno de calidad, ganchos, broches premium y otros.

Sus etiquetas son de papel semilla, el empaque es de papel de caña de azúcar y las fundas son de almidón de maíz compostable. Sus adhesivos también son reciclables. La marca es ecológica en la medida de lo posible, comenta.