El promedio de salud de las industrias culturales en América Latina y el Caribe es 3,4 puntos sobre 10, según el estudio del BID.  Foto: AFP

El promedio de salud de las industrias culturales en América Latina y el Caribe es 3,4 puntos sobre 10, según el estudio del BID. Foto: AFP

La economía naranja trae oportunidades al emprendedor

26 de septiembre de 2018 09:07

La economía naranja gana peso en la economía de América Latina y se convierte en un nuevo espacio de oportunidades para los emprendedores.

Este concepto abarca al “conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales”, según una definición del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El organismo multilateral añade que se trata de un sector que tiene “el talento y la creatividad como insumos principales”.

El peso global que tiene la economía naranja evoluciona, según datos de la Unesco. Un reporte de esta organización señala que la cultura y los bienes o servicios directamente relacionados con la creatividad representaban hace dos años un 3% del PIB mundial, y daban empleo a 29,5 millones de personas en el mundo. Además, los ingresos de las industrias culturales y creativas en el mundo representan USD 2,25 billones, más que toda la industria automovilística de Europa, Japón y EE.UU.

En América Latina el peso de la industria cultural aún es incipiente, pero el BID calcula que su impacto en la generación de empleos es importante y representa el 11% en México; el 7,1% en Guatemala; el 5,8% en Colombia; el 4,5% en Perú, por citar cuatro países.

El informe Emprender un futuro naranja, elaborado por el BID, trae algunas pistas. Asegura que la digitalización y el emprendimiento son ingredientes claves para las industrias creativas culturales. “En la economía digital, la escalabilidad, que se refiere al potencial que tiene un negocio de incrementar de forma exponencial su tamaño, es más alta que en la industria análoga”, asegura la publicación del organismo.

El punto clave de la economía naranja es la creatividad. Esta cualidad de las personas para concebir ideas originales y para experimentar nuevos modos de resolver problemas será la tercera habilidad más relevante de la fuerza laboral en el 2020 (ahora ocupa la décima posición), según el Foro Económico Mundial.

Alejandra Luzardo, una de las autoras de Emprender un futuro naranja y especialista líder del BID, asegura que la economía naranja es capaz de generar empleo, riqueza y un impacto social.

Como ejemplos de los mercados más avanzados en este tema, Luzardo menciona la movida cultural de Inglaterra, la industria del cine en Los Ángeles (EE.UU.), así como en la India y el desarrollo tecnológico de Silicon Valley, también en EE.UU.

La vocera del BID considera que sectores como el software, la arquitectura, el diseño, entre otros, tienen al emprendimiento como parte de sus componentes porque son negocios. “Eso no quiere decir que todo el universo naranja es emprendimiento”.

¿Qué debe pasar para que la industria cultural despegue? Luzardo dice que se necesita agilizar y potenciar el ecosistema emprendedor sobretodo en las industrias culturales. Esto implica traer más financiamiento, impulsar empresas, utilizar cada vez más las nuevas tecnologías, desarrollar políticas públicas.

El estudio también aborda un tema que se repite en emprendedores de toda clase , a escala mundial: el capital para arrancar.

La mitad de los encuestados empezó sus negocios con dinero propio. La segunda fuente más común de inversión inicial es la familia o los amigos. Además, el 58% dijo que su trabajo creativo no le generaba un ingreso suficiente para vivir.

Según la publicación, los emprendedores creativos recurren con frecuencia a fuentes novedosas para financiar sus proyectos. Estos pueden incluir modelos digitales como el ‘crowdfunding’ y el ‘crowdsourcing’ también llamado externalización de tareas.

El camino recién empieza en la región

Los emprendimientos culturales y creativos en América Latina y el Caribe tienen poca salud. Así lo asegura el informe Emprender un futuro naranja, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Los emprendimientos más consolidados, en promedio, se encontraron en el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con una calificación de 3,8 sobre 10, según una metodología aplicada por el BID). Los menos saludables están entre los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú, con 3,3 puntos). El promedio de salud en América Latina y el Caribe es 3,4 puntos añade el estudio.

Esta medición revisa la salud financiera, la estructura empresarial sana y la satisfacción personal del emprendedor.

El informe también analiza los sectores más fuertes. Allí están la publicidad y el apoyo a los negocios (que incluye a consultores, empresas contables, legales y de nómina, especializados en industrias creativas y culturales). ¿Y los más débiles? El promedio más bajo fue para las empresas que se describen como dedicadas a la educación artística y cultural.

Según el informe Emprender un futuro naranja, el tamaño de un emprendimiento también impacta en el estado de salud. “Los emprendimientos nuevos, con uno o dos socios, son más propensos a la insolvencia. Los negocios con cinco socios tienden a una mayor solvencia”
Además, los datos apuntan a que los emprendedores que tienen entre 30 y 56 años tienden a que sus negocios sean más solventes que los de emprendedores fuera de este rango de edad.
Alejandra Luzardo, coautora del estudio, admite que la región está en una etapa inicial en la economía naranja. Ella explica que a pesar que siempre han existido lo que ahora se llama productos culturales, ahora se les está dando un valor económico. “Antes no se conocía su impacto en la economía y la recopilación de datos es clave para su crecimiento”.

Andrés Zurita, director ejecutivo de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación, cree que el aporte de la economía naranja está en darle la importancia que se merecen las industrias culturales. “Se las está visibilizando. Además, nos encontramos ante un encadenamiento de acciones basadas en el conocimiento y la propiedad intelectual”. Todo esto hace más efectivo el apoyo que se puede dar a los emprendedores de la economía naranja, añade Zurita.

Según Luzardo, industrias culturales con más ingresos en la región son la televisión, los medios y la publicidad. El empleo, añade, crece en artes visuales, arquitectura, los libros, el segmento de videojuegos con beneficios importantes… También destaca el turismo cultural y gastronómico como eslabones importantes de este universo naranja.

Para Pablo Carrera, profesor del colegio de administración de la Universidad San Francisco de Quito, este último punto puede traer muchas ventajas al Ecuador. “Las culturas ancestrales y el conocimiento agrícola son dos áreas que se las debe aprovechar para proponer al mundo de emprendimientos de alto impacto”.

Este académico cree también que para darle mayor impulso a la economía naranja en Ecuador y aprovechar las ventajas mencionadas se necesitan políticas de Estado. Además, falta incentivar la cultura de innovación. “Con creatividad como eje transversal en todo sector es posible lograr emprendimientos escalables”.

Cooperación internacional puede impulsar la economía naranja

Las industrias culturales y la economía naranja se pueden desarrollar con el impulso de la cooperación internacional, coincidieron la semana pasada expertos de México, Corea del Sur y Colombia durante el Fórum de Cultura y Desarrollo, celebrado en Bogotá.

Así lo expresaron la directora del Ballet Universal de Corea del Sur, Julia Moon; la presidenta de la Asociación para la Promoción de las Artes de Colombia, Amparo Sinisterra de Carvajal; el viceministro de Cultura de Colombia, David Melo, y la directora de arte, cultura y patrimonio de la Alcaldía de Bogotá, Claudia Ferer.

Moon, Sinisterra, Melo y Ferer dialogaron en el conversatorio ‘Política cultural para el desarrollo y la convivencia’, donde explicaron cuál es la posición que puede desarrollar Colombia mediante el aumento de la competitividad, la capacidad y el nivel cultural.

“El Ballet Universal importó la danza y la fusionó con la cultura coreana. Asimismo deben unirse los países, para impulsar (la cultura) y darle la importancia que se merece”, dijo Moon.
Sinisterra, contó que desde Proartes trabaja para “propiciar la libertad creativa a partir del conocimiento de lo nuestro, confrontándolo con experiencias internacionales que puedan aportar al proceso creativo”.

El evento, moderado por el director del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, Ramiro Osorio, tuvo como meta enlazar las políticas de productividad y competitividad de la industrias culturales por medio de la cooperación. Osorio resaltó la importancia que tiene “priorizar el valor estratégico de la diversidad y la creatividad como eje transversal”.