Ilustración. Empatía, resiliencia, perseverancia, disciplina y paciencia son valores fundamentale.

Ilustración. Empatía, resiliencia, perseverancia, disciplina y paciencia son valores fundamentale.

Eco. Wilson Araque J. (O)
Especial para Revista LÍDERES
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No 2

Habilidades blandas para la educación financiera

4 de marzo de 2021 18:16

Una educación financiera sustentada en el pensamiento y acción sistémica (PAS) requiere del desarrollo en los educandos de capacidades que les permita, por un lado, aplicar principios, métodos y técnicas basados en cálculos matemáticos y contable – financieros básicos. Y, por otro lado, poner en acción un conjunto de habilidades comportamentales blandas que, de forma directa, fortalezcan ámbitos actitudinales como la empatía, resiliencia, perseverancia, disciplina y paciencia.

En el caso de la empatía -comprendida como ponerse antes de actuar o tomar una decisión, en el lado de la situación que viven las otras personas- es una habilidad blanda que, pensando en el desarrollo activo de la solidaridad, se convierte en un medio que podría contribuir a la sensibilización de las personas en espacios que, mediante el ejercicio de la ley, se exige, bajo la modalidad del pago de impuestos, la entrega de parte de sus ingresos y/o patrimonio.

Ahora claro, de parte del Estado, para que el efecto de la empatía ciudadana sea integrado, se requiere que este utilice bien los recursos, evitando al máximo el despilfarro, la ineficiencia y la corrupción en el manejo de los recursos públicos.

La resiliencia, por su parte, es otra habilidad que, dentro de los programas de educación financiera, también se debe desarrollar, ya que, al final, una actitud humana resiliente fuerte se puede convertir en el gran impulsor para que se levanten y sigan adelante -reintentando- aquellas personas que, en algún momento, han sufrido el sentimiento de frustración por una inversión productiva fallida -cierre prematuro de un negocio-. O también, la pérdida en inversiones financieras de renta variable -por ejemplo, acciones de empresas que caen drásticamente de valor- o inversiones en activos fijos que, en épocas de crisis, por lo general, tienden a generar efectos negativos en cuanto a su menor valoración en relación con su valor original de compra.

En lo que tiene que ver a la perseverancia, quizá es una de las habilidades blandas que, en mayor grado, ha sido utilizada en el campo de la educación financiera, sobre todo cuando, de forma permanente, en libros, conferencias y artículos diversos se tiende a realizar un llamado continuo a que las personas sean perseverantes, cuando buscan consolidar un fondo de ahorros que pueda ser usado para inversiones y/o situaciones de emergencia futuras.

Muy pegada a la actitud perseverante está la disciplina que se requiere practicar a la hora de cumplir metas y políticas que, de manera personal y/o familiar, se tienden a fijar para lograr resultados saludables en el estado situacional de las cuentas que integran la economía del hogar.

Finalmente, se debe resaltar a la paciencia -entendida como la espera inteligente que se hace a la hora de escoger las mejores opciones financieras- como otra de las habilidades blandas que, sumada a las anteriores, permite tomar decisiones con “las pausas suficientes”, para que ayuden a ir dejando a un lado la tentación peligrosa “de la prisa selectiva emocional” por la espera analítica de lo inteligente y racional. De esta manera, debería soportarse la selección de opciones de las finanzas personales y familiares relacionadas con ámbitos como: priorización de gastos, selección de opciones de ahorro e inversión y/o la búsqueda de fuentes alternativas para la generación de ingresos diversos.