Noticia
lunes 24/09/2012 11:00
Corría el año 2000 y Clemencia Bracho puso en marcha su negocio propio: una farmacia. Esta iniciativa nació en la entrada a la parroquia de Llano Grande, al norte de Quito, y ella la bautizó como Alegría. A la par, ese mismo año, y en medio de los efectos telúricos que ocasionó el crack bancario de finales de los noventa en la economía ecuatoriana, la ‘ranita’ de Sana Sana daba sus primeros saltos en el mercado. 12 años después, ambos emprendimientos son socios estratégicos.