Uno de los actores del negocio de las cervezas artesanales es Abysmo, que en la actualidad tiene dos locales y coloca sus productos en supermercados y otros espacios. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Uno de los actores del negocio de las cervezas artesanales es Abysmo, que en la actualidad tiene dos locales y coloca sus productos en supermercados y otros espacios. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Las cervecerías artesanales crecen en medio de los desafíos

9 de diciembre de 2019 11:13

La lluvia no espanta a los clientes. Son las 18:00 del martes 3 de diciembre del 2019 y el local de la cervecería artesanal Abysmo, en el norte de Quito, suma clientes que prueban las bebidas que elabora este negocio, que arrancó en el 2012.

En la barra, uno de los trabajadores del negocio abre y cierra llaves de los tanques de cerveza elaborada de manera artesanal. Allí también está Nelson Calle, fundador de Abysmo y miembro de la Asociación de Cervecerías Artesanales.

Este emprendedor cuenta que cuando empezó su negocio había menos competencia en este rubro, pero era más complicado encontrar equipos de fabricación local. “Los insumos había que importarlos; además, la cultura cervecera era distinta”, añade.

Hoy, en el país hay cerca de 150 cervecerías de este tipo, señala la Asociación de Cervecerías Artesanales, gremio que agrupa a 55 cervecerías.

Según los últimos datos de la Asociación, en el 2017 la actividad generó unos USD 13 millones en ventas, y en el 2018 se registró un crecimiento del 10%.

El sector artesanal ha crecido, pero aún hay obstáculos que impiden que la producción de estos negocios sea mayor.

Para Carlos Pinos, fundador de la Cervecería Santa Rosa, una de esas trabas es la estampilla fiscal que exige el Servicio de Rentas Internas (SRI) a las bebidas alcohólicas como la cerveza artesanal. Se conoce como Sistema de Identificación, Marcación, Autentificación y Rastreo (Simar). Las autoridades alegan que el uso de la estampilla fiscal es una manera de frenar el contrabando.

José Pinos, presidente de la Asociación, dice que este requisito encarece hasta en un 8% los costos de producción.

En el proyecto de Ley Orgánica de Simplicidad y Progresividad Tributaria; que irá a segundo debate este 9 de diciembre en la Asamblea, el Ejecutivo proponía eliminar este requisito, pero el viernes pasado, en el informe para segundo debate, que aprobó la Comisión de Régimen Económico de la Asamblea, se eliminó la propuesta.

Si la Asamblea en Pleno apoya esa decisión hoy, estos negocios artesanales tendrían que seguir usando este mecanismo.

Las estampillas provienen de Suiza y demoran en llegar unos 45 días, luego deber ser aprobada por una empresa privada y por el SRI. La entidad aprueba un número determinado de etiquetas para cada negocio, de acuerdo con su historial de ventas.

Esto genera dificultades cuando las cervecerías tienen oportunidad de incrementar ventas, por ejemplo, con pedidos de supermercados, dice Pinos. “Si el SRI ve en el historial que vendo 1 000 litros, me da solo etiquetas para ese monto, ¿pero qué pasa si una cadena me pide 10 000 litros? Pierdo el negocio si no me dan las estampillas que necesito”, acota.

La mayoría de cervecerías artesanales coloca los sellos manualmente, lo que implica que tengan que invertir en mano de obra para este proceso.

De acuerdo con el SRI, Simar permitió un aumento del 528% en la recaudación ICE en el sector de la cerveza artesanal y un incremento del 753% en el registro de contribuyentes desde el inicio de las operaciones en el 2017, pasando de 19 contribuyentes registrados a 162 en la actualidad.

Los cerveceros insisten en que si se retira la estampilla, planificar las ventas en mayores volúmenes será más fácil para los negocios. La Asociación dijo que pidió que sus voceros sean recibidos por la Comisión, antes de que se apruebe el informe para segundo debate, pero no los recibieron.

La asambleísta Gabriela Larreátegui, miembro de la Comisión, dijo que se debería mantener la etiqueta para las cervezas artesanales, pero instó en que se implemente el requisito también para las cervezas importadas, que actualmente no lo requieren.

La Asociación de Cerveceros cree que si la cerveza importada lo mantiene, la competencia sería un poco más justa.

La mayoría de negocios de cerveza artesanal está en Quito y en Guayaquil; el sector genera 1 200 empleos directos y casi 2 200 indirectos. Foto: archivo / LÍDERES

La mayoría de negocios de cerveza artesanal está en Quito y en Guayaquil; el sector genera 1 200 empleos directos y casi 2 200 indirectos. Foto: archivo / LÍDERES

Productores innovan para ganar mercado

Redacción Quito (I)

El sector de la cerveza en el país está clasificado en cuatro grupos: la cervecería artesanal, la industrial de pequeña escala, la industrial de mediana escala y la de gran escala. Esta última es la que tiene el 95% de la participación de mercado concentrada en una sola empresa, Cervecería Nacional, que produce cerca de 5 millones de hectolitros (100 litros).

En este escenario, los artesanos, que pueden producir entre 250 y 8 000 litros al mes, en cambio, tienen el 0,59% de la participación del mercado, según datos que maneja la Asociación de Cervecerías del Ecuador.

El gremio estima que hay unos 150 negocios de cervecería artesanal, pero la Superintendencia de Compañías registra 117 y el Directorio de Empresas 2018, elaborado por el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), registra 57. Esto ocurre porque no todos los negocios están registrados y algunos trabajan en informalidad.

Carlos Pinos, fundador de Cervecería Santa Rosa, que produce 8 000 litros al mes, dice que uno de los principales factores que ha permitido que los negocios sobrevivan y se posicionen es la innovación. “Las cervecerías artesanales están creando constantemente productos con nuevos sabores y texturas y el cliente valora esa experiencia”, dice.

Santa Rosa, por ejemplo, hace cuatro años ofrecía tres variedades de cervezas y ahora producen unos 15 tipos.

Para que el sector sea más competitivo, el Ejecutivo propuso en el proyecto de Ley de Simplicidad y Progresividad Tributaria una reducción del impuesto a los consumos especiales (ICE) para la cerveza artesanal, de USD 2 por litro de alcohol a USD 1,50. Para las otras tres categorías se proponen alzas.

José Pinos, presidente de la Asociación, dice que el incentivo de la reducción es bueno, pero añade que el sector enfrenta otros retos más allá de la carga tributaria. Uno de ellos es la reducción de la tramitología.

Según Pinos, sacar registro sanitario para cada una de las recetas es costoso para negocios pequeños, puede costar USD 500, además, puede ser tedioso.

El gremio planteó al Ejecutivo que se puedan incluir varias recetas en un mismo registro sanitario.

Nelson Calle, fundador de Abysmo, destaca que los primeros negocios que aparecieron en el mercado artesanal han ido consolidándose y, a la par, hay nuevos negocios que entran a competir con más capacidades y conocimiento, para hacerse espacio.

Una de las marcas más recientes en llegar al mercado es Cruz del Sur, que tiene su planta de producción en el sector de Conocoto, en el este de Quito.

Armando Tello es uno de los impulsores de esta marca. Él cuenta que la iniciativa nació entre amigos. El sabor gustó entre conocidos y ahora acaba de inaugurar un local en Los Chillos.

Tello y sus socios invirtieron cerca de USD 15 000 en levantar una planta que puede producir hasta 250 litros diarios. Están enfocados en asistir a ferias, pero quieren crecer como otras marcas, como lo hace Abysmo, que ya está en cadenas como Supermaxi.

Esta cadena da testimonio del desarrollo de cervezas artesanales. Hoy ofrece 13 marcas y cada una tiene al menos unas tres variedades. “Hay marcas consolidadas y otras tienen picos de crecimiento más esporádicos”, dice un ejecutivo de la cadena.