Gabriela Santana es controladora de Tránsito Aéreo de la Dirección de Aviación Civil. Lleva 13 años sumergida en el mundo de los aviones y controles. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES

Gabriela Santana es controladora de Tránsito Aéreo de la Dirección de Aviación Civil. Lleva 13 años sumergida en el mundo de los aviones y controles. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES

Gabriela Santana: ‘Una buena preparación profesional siempre abre las puertas’

11 de febrero de 2020 12:28

De los negocios a la aviación. Así fue el salto que dio la guayaquileña Angélica Gabriela Santana Hungría hace 15 años.

En el 2005, cuando cursaba el segundo año de Comercio Internacional en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil le llegó la oportunidad. Una amiga le dijo que le tenía una oferta laboral.

¿Quieres trabajar en el aeropuerto? fue la pregunta a la que Gabriela respondió con un sí.
La mujer de 35 años cuenta que, inicialmente, la oferta era un curso de dos semanas para ingresar a la terminal aérea. Sin embargo, la instrucción duró dos años.

Ella hablaba inglés y francés fluido lo que le ayudó durante su formación en la institución.

En el 2007 se graduó de Controlador de Aeródromo en la Escuela Técnica de Aviación Civil. Años y cursos más tarde, Gabriela obtuvo títulos en Control de Aproximación de procedimientos, por Vigilancia Radar y finalmente de Instructor de Aviación.

Este año cumple 13 años como controladora aérea en Guayaquil y cuenta que aún no termina de alcanzar todas sus aspiraciones.

Pasión por el control


“Cuando empecé, me enamoré y día a día lo sigo haciendo. Siempre he dicho que yo podría ejercer mi cargo incluso de forma gratuita. La adrenalina te hace siempre querer más. Comparo mucho mi trabajo con el juego ‘Tetris’ porque tenemos un montón de puntitos (aviones) que debes ordenar y cuadrar, es estresante pero a la vez de mucha concentración. Debes gozar de buena salud y manejar idiomas”.

La calma y el carácter

“Son varias cosas que se necesitan en este trabajo. Un controlador debe permanecer en calma bajo presión, asumir determinados riesgos, habilidad para tomar decisiones rápidas mientras se procesan diversas fuentes de información a la vez, excelente visión espacial, trabajo en equipo y una alta capacidad de empatía. Detrás de cada punto en la pantalla del radar están las vidas de una media de 250 personas, entre pasajeros y la tripulación. Uno no puede, ni debe trasladar los problemas de casa al trabajo, eso provocaría incidentes terribles”.

El trabajo

“En esencia, consiste en dar instrucciones por radio a los pilotos para ordenar el tráfico aéreo de forma fluida y segura. Se trata de controlar, estar alerta, ser estratégica y sobre todo muy visual”.

La empatía

“Muchas veces me dicen que soy muy maternal. Hace 12 años, un poco después de empezar, hubo un estudiante de aviación que salió a volar en plena lluvia. Lo que llamamos condiciones de baja visibilidad. El joven llevaba casi 45 minutos sin poder aterrizar porque la pista estaba cerrada debido al temporal. Fue terrible, tuve que tratar de calmarlo. Me salí del protocolo y le dije que esté tranquilo. Luego de unos minutos pudo llegar a tierra. Ese tipo de emergencias son las que más registramos. Los alumnos sale a la nada, a volar sin GPS (risas)”.

Balance trabajo-familia

“Tengo un gran equipo. Mi familia es de cuatro, mis dos hijos y mi esposo. Ambos estamos sumergidos en el mismo mundo: el aéreo. El es jefe del aeropuerto y conoce lo demandante de mi trabajo. Siempre, en medio de la jornada y los turnos encontramos un momento para compartir. Es un trabajo en equipo y nos ha ido bien. Nos comprendemos”.

Formación constante

“Siempre he tenido la convicción de que la preparación es la puerta de todo. Si queremos oportunidades hay que encajar en ellas. Soy fiel creyente de que uno debe prepararse para estar lista cuando el oficio de tus sueños se presente. El libro ‘Outliers’ de Malcom Gladwell, resalta mi teoría. Recientemente lo leí y me terminó de convencer que en la vida te pueden llegar mil y un ofertas pero si no se está listo, no vale. Por ejemplo, mi educación fue muy buena, le agradezco a mi familia. El saber inglés y francés me abrió las puertas”.

Los retos

“Mi meta es ser traductora en la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) por eso estoy estudiando. Estoy en cuarto semestre de Licenciatura en Lengua Inglesa en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Llevo 13 años en el mundo de la aviación y aunque tengo experiencia, me sigo preparando porque se que llegará mi oportunidad. Haré las maestrías y cursos que me permita la vida porque en un futuro, espero no sea muy lejano, quiero estar lista. Mi esposo y yo seguimos el mismo sueño”.

Su vida

Educación. Tecnóloga en Gestión de Tránsito Aéreo por la Escuela Técnica de Aviación Civil. Actualmente está en cuarto semestre de Licenciatura en Lengua Inglesa.

Cursos. Control de aproximación por procedimientos, aproximación por vigilancia radar, instructor de aviación y administrador de aeropuerto.

Vida privada. Casada y dos hijos de doce y seis años.

Pasatiempos. Ir a gimnasio y leer libros motivacionales.

Su visión

Considera que la capacidad de una mujer supera cualquier estereotipo. Es responsable y dedicada. Cree que, actualmente, el mundo laboral es más inclusivo que hace diez o más años.