Alexandra Obando disfruta de la familia cada vez que viene al Ecuador. Fotos: cortesía

Alexandra Obando disfruta de la familia cada vez que viene al Ecuador. Fotos: cortesía

El talento para las finanzas la llevó por América Latina

11 de junio de 2020 12:11

Privarse de una de las tres comidas diarias y aun así seguir estudiando hasta terminar su posgrado fue la experiencia que le permitió a la economista Alexandra Obando a tener la templanza y la capacidad para lidiar situaciones complicadas y de alto estrés.

Cada esfuerzo, sin embargo, tiene su recompensa. Al dejar Argentina, donde estudió su MBA en el IAE Business School, le permitió un crecimiento profesional exponencial; ha desempeñado altos cargos en multinacionales en América Latina y el Caribe.

Durante sus primeros años de formación, en el colegio La Presentación, en su natal Quito, ya sentía inclinación por los números. Eso, sumado a que tenía padres economistas, contribuyó a que se decidiera por estudiar dicha carrera.

Ingresó a la Universidad Católica, con la convicción de que a lo financiero debía acompañarlo con lo social. Lo que más le gustaba de su facultad era que había afán por un cambio en el país y por crear conciencia; eran alumnos intelectuales, con deseos de estudiar sus posgrados en las mejores universidades del mundo.

Víctor Zabala, amigo y compañero de estudios, resalta la pasión de Alexandra por las finanzas y la política. Destaca de ella su capacidad de análisis de la coyuntura nacional e internacional y su don de conversación, muchas veces con un vino. La califica de valiente para tomar decisiones para su crecimiento y ante las vicisitudes de la vida, que enfrentaría a futuro.

En el 2004, un año antes de graduarse, ingresó a trabajar en Deloitte & Touche como consultor junior para Auditoría, Precios de Transferencia e Impuestos. Tuvo tanto éxito que al año le ascendieron a consultor senior y manejó una cartera de unas 30 firmas, nacionales y multinacionales; tres años laboró hasta que se presentó algo inesperado.

La llamada de un exjefe le permitió conocer que Toyota del Ecuador, en el 2007, iba a tener una administración japonesa y buscaba una persona para el cargo de jefe de Presupuestos y Tesorería. Era un reto porque que debía tropicalizar, desde cero, los procesos y cambiar la cultura al pasar de una empresa familiar una multinacional.

Pese al éxito que obtuvo en este trabajo, decidió no quedarse porque quería cumplir el sueño de estudiar un posgrado en el extranjero. Ganó una beca y viajó a Argentina.
Su MBA, con especialidad en finanzas comerciales, lo realizó entre 2009 y 2010.

En lo personal, los últimos meses fueron muy duros. La maestría no cubría sus gastos de manutención en Buenos Aires; algunas situaciones llevaron a que su economía se afecte, sumado al hecho de que no podía trabajar porque estudiaba a tiempo completo.
“No podía tomar un taxi, ni comer las tres comidas diarias. Fue una experiencia muy difícil pero me ayudó a forjar mi carácter”. Aprendió a adaptarse a las circunstancias, lo que fue clave para los siguientes años de su vida.

Se graduó con buenas notas y se le abrieron las puertas laboralmente. Una de las multinacionales que le buscó fue Syngenta, cuando aún estaba en Argentina. La firma hizo un proceso de selección en el Cono Sur para formar talentos y ella resultó elegida por Argentina. Sin embargo, una familiar enfermó y tuvo que desistir.

Volvió a Ecuador y a los dos meses obtuvo el puesto de Contralor Financiero en Owens Illinois, una firma estadounidense dedicada al negocio del vidrio. A los seis meses se sumó al equipo de Auditoría Regional para Brasil.

Sin embargo, Syngenta, firma suiza dedicada a los agroquímicos, no se había olvidado de ella. Le ofreció el cargo de gerente de finanzas para la región Andina y más adelante ascendió a gerente senior financiera para Latinoamérica Norte. Por el cargo fue a vivir en Panamá. Allí pudo hacer una de las cosas que más le han gustado: orientarse a la estrategia de negocios y generación de valor.

Desarrolló varios proyectos. Las cosas iban bien hasta que la empresa, por cuestiones financieras, se vendió a una firma china. Esta optó por recortar gastos y su posición fue una de las que se cerraron; se le ofreció otro cargo en centro de expertice en Uruguay.

Sin embargo, no aceptó y prefirió aceptar la propuesta de Johnson & Johnson, empresa que la había estado buscando por un buen tiempo. Asumió la posición de Gerente de Finanzas Empresariales y Planificación para Centroamérica y el Caribe.

Sus trabajos en las dos últimas firmas le permitieron vivir ocho años en Panamá, donde se codeó con directivos de multinacionales. Luego fue a Costa Rica, donde asumió un puesto en la tabacalera Philip Morris International, como Head Finance Centro América Sur. Su capacidad de cambio y de reconocer oportunidades profesionales a escala regional lo destaca su amiga María Piedad Badillo. “Alexandra supo abrirse campo con mucha seguridad en sí misma”. Su amigo Héctor Calderón dice que ella es un representante del feminismo en la región.

CV
Tiene 38  años y vive 10 años en el extranjero. Es soltera.

Practica  meditación. Le ayuda a nivelarse porque maneja altas cargas de estrés. Puede eliminar información negativa y sana.

Se dedica  al gimnasio: pesas y ejercicios formativos.

Le gustan  los libros biográficos y sobre historia.

El personaje  histórico que más destaca es Manuela Sáenz.

Tiene  una relación muy cercana con sus sobrinas. Quiso participar en política, pero se desanimó.