Las fibras de alpaca y borrego que procesa Kun Eco Fibers provienen desde los páramos de los andes ecuatorianos. No se maltrata a los animales. Fotos: Cortesía y LÍDERES

Las fibras de alpaca y borrego que procesa Kun Eco Fibers provienen desde los páramos de los andes ecuatorianos. No se maltrata a los animales. Fotos: Cortesía y LÍDERES

Comercio justo con lana de alpacas y borregos

10 de abril de 2019 07:39

Desde los páramos, a más de 3 500 metros sobre el nivel del mar, Karla Rodríguez recibe fibras de alpaca y borrego en su industria textil. Su objetivo, sin embargo, no solo es económico sino de carácter ambiental y social.

Kun Eco Fibers es el resultado de las investigaciones de su dueña. Durante su posgrado en Australia, se especializó en lanas y fibras naturales.

“Me fascinó la versatilidad de este material. Hace dos años y medio, cuando volví a Ecuador, me dediqué a realizar estudios sobre las alpacas. Descubrí que la lana no se valoraba. La gente la botaba, quemaba, se apolillaba o se comía a estos animales”, dice.

Fue entonces que desarrolló un proyecto para la transformación de la fibra de este camélido en fieltro. En el 2017, participó con esta iniciativa en las becas ensamble de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación; ganó y obtuvo un capital semilla de USD 50 000.

Con ese dinero incubó su emprendimiento, compró maquinaria y materia prima, hizo marketing, etc. Luego se acreditó en la Junta Nacional del Artesano.

Ella adquiere lana de borrego y alpaca y la convierte en fieltro. Este material es el resultado de prensar y entrelazar naturalmente las fibras; con ello fabrica planchas con un área de un metro cuadrado o de dos por un metro.

Con ello ofrece al mercado un insumo textil orgánico; evita que los productos sintéticos se sigan usando e impacten al ambiente.

Rodríguez explica que el fieltro es termorregulable, es decir, se dilata en el calor y se estrecha en el frío. Sirve para el uso en la construcción por sus propiedades que logran abrigar los interiores de una casa y para la industria del diseño y la moda ya que permite la elaboración de prendas de vestir, zapatos, estuches para celulares y gafas, joyas, carteras, hilos, etc.

Kun también provee de otros insumos provenientes de la fibra a diferentes industrias textiles.
Rodrigo Muñoz, gerente de Andes Material, compra a Kun fibra de alpaca clasificada. “Trabajamos en el hilado, que es manual. Hacemos ovillos de 100 a 200 gramos, según se requiera. Compramos una cantidad variada. Vendemos a diseñadoras de moda sostenible o ‘slow fashion’”.

Muñoz destaca que los productos de Kun son 100% orgánicos; los compran hace seis meses. Su compañía ha recibido por parte de Rodríguez información sobre el cuidado de las ovejas, ya que tiene algunos de estos ovinos.

Para esta empresaria y veterinaria, el cuidado ambiental es clave. Las materia prima proviene de comunidades campesinas que cuidan de los animales.

Las ovejas de las cuales se obtiene la fibra son de Yanahurco, población de Cotopaxi; pertenecen al núcleo genético 4M Merino (hay apoyo del Ministerio de Agricultura). Las alpacas están en el callejón interandino, desde Imbabura hasta Cañar; se muestreó 500 camélidos de dos razas (Huacaya y Suri), en 24 comunidades.

Rodríguez se contactó con estas poblaciones gracias al trabajo de organizaciones no gubernamentales. El diálogo permanente permitió que se obtenga la fibra de la manera que esperaba.

La esquila de las alpacas se hace una vez al año, entre agosto y noviembre. Rodríguez, con sus propias manos, reconoce la calidad de las fibras para insumos o bienes terminados.
Bajo la marca Kun también se comercializan joyas hechas a mano, con la fibra. De este proceso se encarga la propietaria, pero desde este mes trabajarán madres adolescentes; la idea es que obtengan ingresos a través de la fabricación.

Rodríguez apoya el tema social y capacita a aprendices de las comunidades en su taller, ubicado en el sur de Quito; además, impulsa el comercio justo: paga entre USD 5 y 7 por kilo de fibra de alpaca, cuando en el mercado se entrega solo hasta 1,50; en el caso de la de borrego busca mejorar los USD 0,75 que se cancela por libra.

Actualmente, junto al médico William Llantuy, tiene un proyecto de fabricación de plantillas 50% fibra de borrego y 50% de alpaca para colocar en las botas plásticas de niños de la comunidad chimboracense de Pachancho. “Esto puedo ayudar a evitar enfermedades micóticas y hacer una base de datos sobre la incidencia de las enfermedades dérmicas”, explica.