Los agricultores de Chimborazo reemplazaron sus cultivos de quinua con trigo y cebada. Solo 500 hectáreas se sembraron con quinua. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES

Los agricultores de Chimborazo reemplazaron sus cultivos de quinua con trigo y cebada. Solo 500 hectáreas se sembraron con quinua. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES

La quinua perdió protagonismo por baja en el mercado mundial

28 de agosto de 2018 08:15

La producción de quinua en el país volvió a reducirse este año. Tras el ‘boom’ de ese cereal, que se produjo en el 2013, los agricultores ahora están desmotivados por la caída del precio en el mercado internacional y la fuerte competencia en precios con la producción de Perú y Bolivia.


“El año pasado nos quedamos con la quinua guardada en la bodega. No pudimos vender más que la mitad a pesar de que somos socios de Coprobich”, cuenta María Manuela Tene, agricultora de Colta, en Chimborazo.

Esa provincia llegó a ser la primera productora de quinua a escala nacional. Para este año sólo se sembraron alrededor de 500 hectáreas en Guamote, Colta y Riobamba. La gente optó por reemplazar la quinua con otros cereales como trigo y cebada.

El declive de la quinua se inició en el 2015, cuando hubo sobreproducción en Perú y Bolivia, los mayores abastecedores del mundo. Los precios bajaron y los exportadores del país perdieron clientes.

Eso hizo que Coprobich sólo pudiera adquirir el 50% de la producción de sus 120 socios. Ellos envían sus productos a Francia.

“En el mercado local no hay suficiente demanda, la gente aún no valora nuestro producto y competir con los países vecinos cada vez es más difícil porque su producción se incrementa cada año y la nuestra se reduce”, dice preocupado Manuel Abemañay, gerente de la empresa.

En el 2016, en Chimborazo había 3539 agricultores que destinaron casi la totalidad de sus campos al cultivo, pero para el 2017 el número se redujo a 2447 agricultores y se prevé que para finales de este año incluso baje más.

La decepción de los agricultores se produjo debido a las altas expectativas que se prometían respecto a la semilla, cuando en el 2013 se declaró el año internacional de la quinua. Con ese anuncio surgió una campaña para motivar la siembra y el consumo, que alcanzó su punto más alto en el 2015.

Ese año en el país se sembraron 7 886 hectáreas con quinua y la meta nacional era de 10 000. El Ministerio de Agricultura y Ganadería(MAG) entregó semillas certificadas y kits que contenían insumos orgánicos para la siembra en 19 comunidades.

Pero ese mismo año los precios cayeron por la sobreproducción a escala mundial. Los agricultores esperaban vender el quintal de quinua orgánica al granel en USD 120 en el mercado internacional, y terminaron comercializándola hasta por USD 25 en las ferias y centros de abasto locales.

Según Pro Ecuador, a pesar de la acogida de la quinua en los mercados internacionales, la competitividad en precios es el factor que impide el crecimiento de la exportación de quinua ecuatoriana, pero también identificaron ventajas.

“La variedad de quinua ecuatoriana tiene un alto grado de calidad por la textura para usos industriales, (engrosa mucho y genera altos rendimientos). Es una variedad baja en saponina lo que hace que su escarificado o lavado sea también más amigable y su color dorado da una percepción visual. Es diferente a la quinua de nuestros competidores”

Según Patricio Juelas, gerente de Sumak Life, la apreciación del dólar influyó en la caída de la quinua. “Nos tocó reducir el 45% de los precios para no perder competitividad en el mercado”.

Los directivos optaron por una nueva estrategia para no perder la rentabilidad de la empresa, que tiene un objetivo social. Incorporaron a su menú productos elaborados con quinua como galletas, barras energéticas, ‘pop’ de quinua, entre otros, que se comercializan en supermercados locales.

Los productos elaborados se venden desde diciembre del 2016 y han sostenido a la compañía.

Sumak Life logró ventas por USD 62 000 con la nueva línea.


El país apuesta por derivados de Quinua

En Ecuador, la exportación de quinua es más rentable si son productos elaborados a base de la semilla en lugar de al granel.

La producción nacional no logra satisfacer los altos volúmenes que demandan los compradores. Según el Ministerio de Agricultura, en el 2017 se produjeron 1 286 toneladas. Bolivia y Perú, líderes en este rubro, sobre las 80 000.

Carlos Gutiérrez, gerente de Corporación Kunachía, exportadora de productos hechos con superalimentos, dijo que desde hace tres años comercializan bienes con valor agregado a base de quinua (cuatro con chía). “No somos competitivos como país para vender al granel. Por eso tenemos que generar una nueva oferta con snacks, galletas, etc., para competir en mercados internacionales”.

Vende bocaditos y harina a base de la semilla andina a EE.UU., Canadá, México y Chile; harina solo a EE.UU. Para este negocio la clave es presentar una oferta diversa; analiza colocar a futuro nuevos productos: mezclas para muffins, cupcakes, pizzas, cereales, entre otros.

Kunachía aprovechó, aunque de una manera diferente, el ‘boom’ de la quinua que arrancó con su Año Mundial (2013). Sus ventas han crecido; en el 2016 vendió 40 toneladas; en el 2017, unas 180.

Una imagen de la planta en la que se procesan los productos de Kunachía. La empresa también produce y vende snacks de chía, superalimento. Foto: Cortesía Corporación Kunachía

Una imagen de la planta en la que se procesan los productos de Kunachía. La empresa también produce y vende snacks de chía, superalimento. Foto: Cortesía Corporación Kunachía


Según Pro Ecuador, en el 2017 las exportaciones de elaborados de quinua crecieron 153,6% respecto del 2016 y en toneladas del 1487%. La oferta incluye harinas, cereales, barras, bebidas y mezclas para diversas comidas.

En relación con el producto al granel, Xavier Rosero, jefe técnico de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), dice que del 2013 al 2014 la exporta­ción creció en 774%. Pero de 2015 a 2017 el volumen prácticamente no varió; tampoco hubo muchos cambios en cuanto a las exportadoras y países (info).

Rosero concuerda con Gutiérrez en las diferencias entre el país y los grandes productores a la hora de cumplir con los requerimientos de los compradores.

Según Fedexpor, Perú y Bolivia satisfacen el 75% de la demanda mundial (Ecuador menos del 2%). Los principales compradores son EE.UU., la Unión Europea (UE), Israel, Suiza, China, etc.

En los últimos dos años los agricultores, dice Gutiérrez, enfrentaron otro problema. Luego del 2013 el Gobierno empezó a comprar la semilla a precios altos, pero tras las crisis y el terremoto eso cambió, hubo demasiado stock y los valores cayeron.

Fue entonces que mucha gente se decepcionó del negocio de producción de quinua y optó por otros cultivos. En este escenario, los exportadores usan lo que hay para bienes terminados.

José Oleas, gerente de Agroalina, exportadora de productos a base de quinua, dice que trabaja con tres haciendas que obtienen la semilla de manera orgánica. “Son plantaciones constituidas grandes, con maquinaria, en Pichincha e Imbabura”. Su planta de producción está en Tabacundo.

Un inconveniente que ha encontrado entre los agricultores es que trabajan de manera aislada, falta una mayor asociatividad.

La empresa nació hace tres años. Las primeras exportaciones fueron de dos contenedores con producto al granel; luego, dejaron de hacerlo y se concentraron con bienes terminados bajo la marca de Urcohuasi Farms.

“El costo del kilo al granel puede ser de USD 2, pero procesado vale 5. No vale la pena comercializar al granel”, manifiesta Oleas.

Hoy, la empresa tiene más de 20 productos de exportación. Entre ellos están mix con diferentes productos, desayunos, apanaduras, postres entre otros.