Guadalupe Fárez labora en la Galería de Maki FairTrade, que funciona en el Centro Histórico de Cuenca. Allí, se exhiben múltiples artesanías. Fotos: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Guadalupe Fárez labora en la Galería de Maki FairTrade, que funciona en el Centro Histórico de Cuenca. Allí, se exhiben múltiples artesanías. Fotos: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Londres es el destino de estos sombreros de paja

16 de septiembre de 2020 12:30

Maki FairTrade es una empresa azuaya que busca rescatar los saberes artesanales y mejorar los ingresos de las mujeres y comunidades rurales e indígenas del Ecuador. Fue creada en el 2014 y tiene una galería que funciona en el Centro Histórico de la capital azuaya.

En la actualidad, trabaja con 10 organizaciones y más de 100 artesanas de Azuay, Loja, Cañar, Chimborazo y Bolívar. Adicionalmente, con grupos de Cotopaxi, Tungurahua y Pastaza.

Maki FairTrade exportó hace dos semanas 144 sombreros y gorros tejidos con paja toquilla. El destino fue Londres. Los productos fueron elaborados por las artesanas de la parroquia Principal, ubicada en el cantón azuayo de Chordeleg.

Érick Ochoa es el gerente general de Maki FairTrade. Según él, es la primera ocasión que venden a ese destino porque antes ya se realizaron envíos a Europa. En ese entonces hicieron contactos en las ferias internacionales del Centro Interamericano de Artes y Artesanías Populares, que se realizan en Cuenca. Hace tres años se enviaron sombreros de paja toquilla de Chordeleg y collares elaborados en Saraguro. Los compradores fueron de Francia, Suiza y EE.UU.

En esta ocasión, el comprador de Londres se concretó por la participación de Maki FairTrade en ruedas de negocios impulsadas por ProEcuador. A estos espacios asisten desde hace dos años.

“Hablamos con varios clientes y negociamos los precios. Al tener la certificación de comercio justo debemos cumplir protocolos para garantizar un buen ingreso para las artesanas”, dice Ochoa.

Desde el 2017, Maki FairTrade cuenta con certificación de la Organización Mundial del Comercio Justo. Esta empresa fue la quinta en el Ecuador en alcanzar este tipo de categoría.
Él explica que una de sus tareas es garantizar un precio justo para los productores y los consumidores. “Nuestro nicho son las personas que reconocen y aprecian el uso de tintes naturales, un proceso manual de la elaboración, entre otros aspectos”.

Ochoa dice que los artículos de Maki FairTrade son elaborados con técnicas que son catalogadas como patrimoniales, por ello se busca preservarlas.

Una de las principales estrategias para mantener los envíos es ser transparente con el comprador. Es decir, no ofrecer más de la capacidad que se tiene para producir. “Si fallamos perdemos al comprador y a los futuros”.

Otro aspecto fundamental es garantizar la calidad del producto para que tenga las mismas características de las muestras que se envían con anticipación y, finalmente, es importante abrirse a la posibilidad de compartir la marca con el importador. Ellos pueden poner su sello o marca junto con el de Maki, que tiene la certificación de comercio justo, explica Ochoa.

La perspectiva, añade, es mantener las ventas a Londres porque los productos tuvieron buena aceptación. Además, se está negociado con un distribuidor en Portugal y les interesa ingresar en los mercados de Asia y Oceanía.

Entre los principales productos que se exhiben en la Galería de Maki FairTrade están sombreros, bolsos y artículos de decoración elaborados con paja toquilla. Además, macanas (chales de la Chola Cuenca), bufandas, ponchos, zapatos, suéteres, gorros y guantes de algodón y lana.

Otros productos son collares, manillas, aretes de mullos (chaquiras), máscaras, artículos de decoración de madera, vajillas y objetos de cerámica y cuero.

Maki se inició en el 2014 con un aporte valorado de USD 2 500 en productos artesanales de la Asociación de Toquilleras Don Bosco en Chordeleg. Además, de la Asociación de Mujeres Macaneras de Bullcay (Gualaceo) y el Centro de Turismo Comunitario y Artesanías de Ñamarin de Saraguro (Loja).

También hubo aportes de 10 voluntarios, entre estudiantes y profesionales, con quienes se diseñó y armó el mobiliario de la galería, ubicada en el tradicional barrio de San Sebastián, en el Centro Histórico de la capital azuaya.

El patrimonio
La capacitación. Las artesanas que forman parte de esta empresa reciben capacitación en el uso de colores, degradado de tonalidades y nuevos diseños. El objetivo es mejorar la calidad de los artículos.

La innovación. Otra estrategia de las campesinas es acceder a Internet y redes sociales para inspirarse en sus creaciones e innovar en los modelos.

El proceso. Los productos que son exhibidos en esta galería preservan las técnicas tradicionales como el tinturado de la paja, que se lo hace con tintes naturales. Desde mediados de este mes, la galería funcionará todo el día. Por la pandemia se redujo el horario de atención.

30 172 Dólares fueron los ingresos por las ventas realizadas el 2019.