Las mujeres de la Asociación de Producción Alimenticia Mujeres Emprendedoras Manantial de Colonche producen elaborados cárnicos. Foto: Cortesía/ Aecid

La Asociación de Producción Alimenticia Mujeres Emprendedoras Manantial de Colonche produce elaborados cárnicos. Foto: Cortesía/ Aecid

Ocho emprendimientos innovan en Santa Elena

13 de febrero de 2023 15:56

La comuna Cerezal Bellavista era seca todo el tiempo hasta que llegó el riego. Más o menos, hace más de tres años, el agua empezó a correr por las parcelas de cultivos.

Pero no era suficiente con tener agua. Se debía producir mejor, acompañar a los campesinos, capacitarlos e inspirarlos a sacarle el jugo a sus frutas, literalmente, como el maracuyá, cuyo néctar y pulpa congelada se empacan al vacío.

Su marca Pulfru es conocida en esa comuna y el cantón, ya se comercializa por varios canales.

Ese y siete emprendimientos más se consolidaron en esos más de tres años. La mayoría es liderada por las mujeres de esta comuna de la parroquia Colonche, en el cantón Santa Elena, en la provincia del mismo nombre. Los jóvenes también son parte de estas iniciativas productivas.

En Cerezal Bellavista se desarrolló el proyecto Territorio Demostrativo, que se financió con USD 1 162 979 millones, fondos provenientes de la Unión Europea, a través de la Acción LAIF (Latin America Investment Facility).

Este se complementó con el Proyecto de Irrigación Tecnificada (PIT), gestionado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y ejecutado por la Fundación Heifer en Ecuador.

Esta onegé también dio financiamiento y hubo aportes de los gobiernos locales (Municipio, Prefectura y juntas parroquiales). El Ministerio Agricultura y Ganadería (MAG) dio un importante apoyo a este proyecto, que culminó a fines de enero del 2023.

En total se invirtieron USD 1,3 millones, de los cuales USD 244 200 se destinaron para los ocho emprendimientos, comenta Elena Cuevas, responsable de Proyectos de Desarrollo Rural de la Aecid.

En el programa participaron 681 familias de Cerezal Bellavista, pero 175 familias se integraron para formar los pequeños negocios.


Los jugos del maracuyá
Pilar Lima, socia de la Asociación de Producción agrícola Pulfru (Asoargopulfru), se regocija cuando cuenta cómo el sueño de las mujeres del sector San Marcos les da trabajo, rentabilidad y un negocio en crecimiento.

Su producción arrancó en el 2021 cuando consiguieron su pequeña planta de procesamiento para extraer la pulpa y el néctar. Las 19 familias que hacen parte del emprendimiento ya hacían jugos de esta fruta, pero de forma artesanal, que llegaba con las pepas del maracuyá.

Con la despulpadora elaboran los dos tipos de productos congelados que entregan al local comunitario de ventas, llamado Cofeco; a las tiendas, en las ferias y venden a través de las redes sociales.

En el grupo están dos jóvenes, que ayudan en la contabilidad y la calificación de la materia prima. Precisamente, el propósito del proyecto es involucrar a los jóvenes de las comunidades.
Pulfru tiene como aliadas a 17 familias más, que son las proveedoras del maracuyá.

La llegada del proyecto de la Unión Europea llegó cuando las familias se quedaron sin nada. No vendían nada de sus productos. Lima lo expresa de esta manera en agradecimiento: “Fue un ángel de la guarda que vino en los momentos más difíciles de la pandemia”.

Significó un cambio “en nuestras vidas. Hemos aprendido y lo más importante es que nos enseñaron a compartir los recursos que tienen”, comenta Lima.

Ellas producen 55 unidades mensuales de pulpa de 450ml y cerca de 188 unidades de néctar de 250ml.

Para lograrlo, las mujeres de la asociación se involucraron en el 2020 con la Escuela de Empoderamiento de Mujeres, que ejecutó Haifer.


Cárnicos y chorizos hechos con zapallo
En Las Lomas, otra comunidad, más mujeres producen derivados cárnicos: pollo y cerdo ahumado, y chorizo mixto y de cerdo con zapallo.

Ellas son 14 madres de familia que pertenecen a la Asociación de Producción Alimenticia Mujeres Emprendedoras Manantial de Colonche.

Miriam Catuto y su grupo crearon su marca: La Lomeña en honor a su sector. Ellas crían gallinas y cerdos, pero también tienen aliadas: 127 familias quienes se dedican a la crianza de esos animales, con alimentos orgánicos.

Fue un proceso largo, pero no imposible, expresa Catuto con una voz de esperanza.
Su producción es de 1 000 fundas mensuales de 400 gramos, entre cerdo y pollo ahumado, y los chorizos que se elaboran con pasta de zapallo.

Catuto dice el zapallo se cultiva constantemente en su zona, pero no tenían ningún uso, salvo para alimento de las familias en determinados momentos.

Los técnicos de Haifer encontraron la fórmula para usar la pasta de esta calabaza y preparar los chorizos.

Estas emprendedoras hacen catas de sus productos en las ferias y venden en su tiende comunitaria de Cofeco. Las redes sociales, así como la venta directa son sus canales de comercialización. También dan el servicio de catering desde hace un año y medio.


El proyecto de los emprendimientos
Elena Cuevas, de la Aecid, cuenta que todos los ocho negocios tienen sus marcas comerciales, registro sanitario, permisos de funcionamiento y un modelo de negocio.

El objetivo del proyecto de desarrollo productivo fue complementar el riego con la transformación de los productos agrícolas, hacer fomento productivo agroecológico de la agricultura familiar campesina.

Para ello involucraron a los gobiernos locales y el MAG, para fortalecer y crear organizaciones de productores, con la inclusión de las mujeres y los jóvenes.

Además de los productos de maracuyá y los cárnicos, se crearon Astula, que hacen preparaciones de palo santo; La Guangaleña que elabora bollos de pan con introducción del maíz o zapallo entre sus ingredientes; Doña Campera procesa mayonesa con huevos de campo; y Fipac realiza frutas deshidratadas.

El proyecto cuenta con el Comité de Feria de Colonche (Cofeco) y la Asociación Agropecuaria 11 de Julio, que cuenta con su centro de acopio para la venta de maíz por volumen con la marca Maíz Valiente.

Cuevas destaca que se mejoró la calidad del grano de maíz, hay más volumen y negocian directamente con las empresas o distribuidores. Eso es representativo porque se eliminaron a los intermediarios y los productores obtienen más ganancias.

Las familias tienen un laboratorio de innovación para dar valor agregado a sus productos y diversificar los cultivos, opina Cuevas.

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